Sacal Smeke, caso ejemplar


Gubidxa Guerrero

Hay varios tipos de empresarios: los que han levantado negocios gigantes a base de esfuerzo propio y decisiones hábiles, dan empleo a muchas personas y apoyan la economía local; los que heredaron la fortuna que ni aprovechan ni acrecientan, sino que simplemente derrochan; los que se dicen empresarios pero que únicamente cargan una careta tras la cual están otros poderosos personajes; entre otros ejemplos... Hay pequeños y grandes empresarios; hay empresarios honestos y tramposos; como también los hay soberbios y humildes.

A pesar de toda esta gama, se tiene la percepción generalizada de que los empresarios son millonarios que viven despilfarrando su capital; y no como la de personas disciplinadas que muchas veces arriesgan el patrimonio para emprender proyectos que no siempre reditúan.

Un buen empresario no es, forzosamente, un buen ciudadano. Como tampoco los buenos arquitectos o los buenos zapateros son, forzosamente, ciudadanos ejemplares. Tal es el caso de un personaje tristemente famoso: Miguel Moisés Sacal Smeke, acaudalado hombre de negocios que ganó notoriedad cuando se difundió un video donde se le veía insultando y golpeando brutalmente al empleado Hugo Enrique Vera en el edificio donde vivía en una de las zonas más exclusivas del Distrito Federal.

El Caballero de Las Lomas, como ahora se le conoce, se escabulló de la justicia desde que el video lo delató. Primeramente buscó y llegó a un acuerdo con el 'valet parking', mediante una generosa suma de dinero, para que éste no presentara cargos. El joven Hugo Enrique accedió, lo que no salvó a aquél de la acción de la justicia, puesto que el delito se persigue 'de oficio'. Entonces, como todo hombre influyente, trató de evadirse por los cauces legales promoviendo un amparo ante un juez federal, cosa que logró nada menos que en el puerto de Salina Cruz a finales de enero.

El delito por el que se perseguía a Miguel Sacal era 'no grave' y el amparo lo protegía de ser detenido por dicha infracción. Sin embargo el Servicio Médico Forense (Semefo) reclasificó las lesiones sufridas por la víctima, determinando que son de las que tardan más de 60 días en sanar; por tanto, se giró nueva orden de aprehensión el pasado 10 de febrero, esta vez por delitos de gravedad.

La tarde de este miércoles el agresor se presentó al Reclusorio Oriente de la Ciudad de México para realizarse un estudio de personalidad como parte del anterior proceso. En ese lugar, agentes de la Policía de Investigación de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) lo apresaron. El detenido mostró sorpresa y miedo; impotencia. Sensaciones muy similares a las del joven empleado al que agredió salvajemente; con la diferencia de que 'El Caballero de Las Lomas' no fue golpeado ni humillado, sino únicamente detenido por orden del juez competente. Hoy está tras las rejas, esperando que un nuevo magistrado determine si le dicta auto de formal prisión.

Este caso es importante por varias razones: porque millones de personas fuimos testigos de un delito que no deja lugar a dudas, mismos que esperamos que las leyes se apliquen, lo que debe traducirse en una sanción apropiada; y porque la credibilidad del sistema de justicia de nuestro país está en juego, que momentáneamente se tambaleó cuando el juez porteño amparó a Sacal Smeke. Pero todavía queda esperanza; probablemente podamos constatar --cuando se consume el juicio-- que, al menos en este caso, la justicia es pareja y que todos somos iguales ante la ley. Hay que estar atentos.


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Texto publicado en NOTICIAS, Voz e Imagen de Oaxaca el viernes 17/Feb/2012.