Vladimir Putin. O el resurgimiento del poderío ruso

Gubidxa Guerrero

Después de la Segunda Guerra Mundial surgieron dos potencias hegemónicas: Estados Unidos de América (EEUU) y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). El poder del orbe dejó de estar en la Europa tradicional, donde se había mantenido desde hacía cinco siglos.

La URSS fue la denominación con la que se enmascaraba el imperio de los zares, que tenía por corazón a la blanca Rusia. El sistema político de dicho imperio se había trastocado, pero no su extensión. De esta manera la URSS continuó siendo el país más grande del mundo, pero con un sistema político comunista, que logró resistir y vencer a la maquinaria de guerra de la Alemania nazi.