Renovación en la política cultural propone Francisco Toledo

Toledo juguetea con un xolozcuintle afuera del IAGO
Gubidxa Guerrero

Francisco Toledo, pintor zapoteca de fama mundial, se reunió a principios de mes con el gobernador electo de Oaxaca, Alejandro Murat Hinojosa. Si bien, la noticia trascendió gracias a un tuit del próximo titular del Ejecutivo estatal, el artista plástico juchiteco había guardado prudente silencio. Hasta ahora...

Este lunes 26 de septiembre, Francisco Benjamín López Toledo refirió en entrevista a Lilia Torrentera para un medio informativo electrónico, que en su encuentro con Murat Hinojosa hablaron acerca de los orígenes familiares de ambos. “Fue un poco para conocerlo; hablar de sus parientes de Ixtepec. Yo conocí a la bisabuela de Murat Chico”, dijo el fundador del IAGO. Como es sabido, los parientes directos de Alejandro son ixtepecanos (algunos de origen árabe), y en Ixtepec fue justamente donde los padres de Toledo se conocieron y casaron.

Los papás del Premio Nobel alternativo ―la ixtaltepecana Florencia Toledo Nolasco y el juchiteco Francisco López Orozco― contrajeron nupcias el 13 de mayo de 1933. De Alejandro Murat Hinojosa, sabemos que su bisabuela paterna ―la misma a quien conoció el pintor― era la juchiteca Julia Rueda Vera, casada con el iraquí, naturalizado mexicano, Tobías Casab Adich, quienes engendraron a Juana Margarita Casab Rueda, madre del exgobernador José Murat Casab.

¿Pero qué importancia pueden tener los antecedentes familiares de ambos personajes? Mucha, si consideramos que para los zapotecas istmeños es fundamental la referencia familiar. El sentido de afinidad entre los binnizá, parte de la consciencia de que, de alguna manera, todos estamos emparentados (guendalisaa: crear lazos, parentesco, hermandad, fraternidad). Y ese origen común, independientemente del lugar de nacimiento o desarrollo, es puente de comunicación que puede servir para realizar proyectos conjuntos.

Toledo y Murat son istmeños que crecieron lejos del hogar ancestral. Pero ambos tienen puntos de confluencia en Ixtepec y Juchitán. Quizás a eso de debió que, en su primer encuentro, hablaran de sus parientes. Para tratarse con familiaridad. Y con esa confianza nacida del diálogo, el pintor de siete décadas y media recomienda al gobernador electo de cuarenta y un años que “ojalá no repitan los que ya sabemos y los que ya han estado en cultura. Ojalá venga una nueva ola; otros funcionarios frescos, limpios y bonitos”.

El promotor cultural más importante de nuestro país le dice a su joven paisano que renueve a los encargados del arte en el Estado de Oaxaca. Pero no habla de una innovación cualquiera, sino de que dichos funcionarios sean frescos, es decir, creativos; limpios, o lo que es lo mismo, honestos; y bonitos, es decir, jóvenes.

Después del encuentro entre Chico Min y Murat ‘Chico’ (como lo llamó aquél, a la usanza istmeña al referirse al hijo de quien se llama o apellida igual que sus progenitores), escribí: “Ojalá Alejandro Murat Hinojosa sepa valorar la buena voluntad de su paisano istmeño. Ojalá sepa comprender, también, que la estatura del artista plástico va más allá de una administración o de colores partidistas. Cuando a Toledo no sólo lo escuchen, sino lo atiendan debidamente, se podrá decir que comienza a existir un gobierno para todos”. 

Después de conocer la declaración del pintor zapoteca de fama mundial, no puedo sino refrendar los buenos deseos.  


[Texto publicado en Enfoque Diario el jueves 29 de septiembre de 2016. Se autoriza su reproducción parcial o total, siempre que sea citada la fuente]