Día Internacional de la Lengua Materna


Gubidxa Guerrero

[Texto publicado en Enfoque Diario, el viernes 21/Feb/2014]

Hoy es un día importante. Este viernes 21 de febrero se conmemora el Día Internacional de la Lengua Materna. En esta fecha todos los municipios istmeños deberían estar de fiesta, pues no hay uno solo donde una gran porción de sus habitantes no utilice algún idioma originario.

En nuestra región se hablan al menos cinco lenguas propias: chontal, huave, mixe, zapoteco y zoque. El total de hablantes es bastante numeroso, pero las cifras resultan engañosas. 

Si consideramos únicamente la cantidad de hablantes de los idiomas originarios, podríamos suponer que éstos no están en riesgo. Pero cuando nos percatamos de las edades de quienes se conducen en una lengua mesoamericana, el asunto cambia.

La mayoría de los hablantes de zapoteco, por poner un ejemplo, son adultos. De entre los jóvenes, cada vez menos lo saben hablar, y en los niños la situación se torna alarmante.

Es muy bajo el porcentaje de niños hablantes de las lenguas istmeñas. Ello permite suponer que los idiomas están en riesgo de desaparecer, porque la generación de adultos será completamente relevada por la de quienes hoy son pequeños. ¿Qué sucederá con el mixe y huave? ¿Con el zoque, chontal y zapoteco?

En varias poblaciones de nuestra región, no quedan hablantes nativos de sus idiomas. En Mixtequilla, por ejemplo, no llegan ni a 10 los parlantes de zapoteco. 

Al menos en este día las autoridades y la sociedad en su conjunto deberíamos pensar en estrategias para evitar, primeramente, la desaparición de nuestras lenguas y, en segundo lugar, para tratar de recuperarlas en las poblaciones o entre la generación que ya no los dominan. 

Pensemos en el hebreo. Fue una lengua “muerta” durante dos mil años, y hoy es el idioma oficial del Estado de Israel. Quedan muchas esperanzas, pero para que se hagan realidad deben existir políticas públicas radicales.

El mejor remedio para evitar que una lengua fenezca es que los padres transmitan su conocimiento. La mejor escuela para los idiomas originarios está el hogar. Valoremos cada lengua, para que mañana no tengamos que lamentarnos por su extinción.

El Istmo en el Día Mundial de la Radio

Gubidxa Guerrero

[Texto publicado en Enfoque Diario, el jueves 20/Feb/2014]

El jueves 13 de febrero se conmemoró el Día Mundial de la Radio. Y esta fecha tiene especial importancia para los pueblos istmeños, debido a la gran cantidad de radiodifusoras de las llamadas comunitarias. 

Estas estaciones nacen por la necesidad de que los habitantes de una población ―
regularmente pequeña― cuenten con un medio de comunicación propio que exista como una alternativa ante las grandes empresas de información enajenantes y meramente comerciales. Las pequeñas radiodifusoras tienen como algunas de sus obligaciones servir de enlace y procurar el desarrollo de la cultura entre los integrantes del lugar. Muchas de ellas logran obtener los permisos correspondientes para funcionar sin ninguna dificultad legal; otras, sin embargo, se quedan trabajando con los “permisos en trámite”. De estas últimas hay las que corren con peor suerte y son violentamente cerradas. Las afortunadas, emiten su señal sin muchos problemas pero con la continua amenaza de verse algún día desmanteladas por las autoridades.

Desde un modesto inmueble en la 7ª Sección de Juchitán, comenzó a transmitir Radio Totopo hace poco más de siete años. Por el 102.5 de FM, estudiantes, vendedoras, deportistas, intelectuales, entre otros sectores de la población, hicieron escuchar su voz. Rápidamente la frecuencia fue sintonizada por gran parte de los habitantes de la ciudad, que vieron en la espontaneidad de los jóvenes locutores, en la diversidad de las temáticas tratadas y en el uso del idioma didxazá-zapoteco unos buenos motivos para escuchar la nueva estación. Por supuesto que no faltaron los pequeños inconvenientes que la experiencia fue solucionando. Lo significativo era que un espacio de comunicación para todos había germinado.  

Meses después, la emisora salió del aire, y nació entonces Radio Binnigula’sa’. Cuando después de algunas semanas Radio Totopo volvía a transmitir su señal, Juchitán se encontraba con la sorpresa de escoger entre dos estaciones “comunitarias”. Pero el asunto no se detuvo ahí; conforme transcurrieron los meses, otras frecuencias fueron apareciendo en el espectro radiofónico: Punto Crítico, Sonido 89, Radio Xquenda, una radio católica y otra laboral son proyectos similares que se han concretado. Posteriormente en otras poblaciones del Istmo se fundaron Radio Mixtequilla, Radio La Tehuanita, Radio Danni Beedxe’, entre otras. Las personas que habitamos esta región tenemos hoy la posibilidad de sintonizar ―además de las emisoras comerciales como Radio Teca, Radio Hit, XEKZ― cualquiera de estas estaciones alternativas.

¿Qué está pasando en nuestra región?: La necesidad de crear espacios de expresión, información y comunicación está siendo satisfecha mediante esta explosión de radiodifusoras. La gente que ignoraba que las ondas de radio le pertenecían, se las está apropiando. Cuando el ciudadano ordinario ―aquél que va al campo, a la escuela, al mercado― se percató de que manejar un transmisor y conducir un programa radiofónico no es cosa del otro mundo, no dudó en decidirse.
Pero el fenómeno ha tenido también consecuencias menos gratas para una minoría de la población. Los dueños de las emisoras comerciales que monopolizaban el sector, no se encuentran muy contentos, pues han sido radicalmente desplazados por la competencia. Si una sola de las nuevas estaciones populares supera en índices de audiencia a cualquiera de las radiodifusoras comerciales que se escuchan: entre todas las radios alternativas hunden a las comerciales y a sus dueños. ¿Qué hará el Gobierno para detener su desplome? Al menos por el momento poco, porque a medida que aparecen nuevas frecuencias, se acrecienta en la población la voluntad de defender los espacios conquistados. 
Ante la ofensiva de las grandes compañías de telecomunicaciones queda el camino de la participación ciudadana fundando auténticos espacios autónomos para la libre expresión. Lo que acontece en Juchitán, Tehuantepec, San Blas Atempa, Mixtequilla, Ixtepec y Matías Romero, no es sino prueba de que la democratización de los medios de comunicación es posible. Pero su realización no se ha basado simplemente en la buena fe de algunos, sino en otros factores no menos importantes como son la educación y conciencia de un pueblo, la valentía para realizar proyectos arriesgados, y una larga tradición de cultivo de su palabra. Falta poner énfasis en el arte, la cultura y la calidad de los programas; pues no se trata de crear estaciones “comunitarias” para seguir reproduciendo los vicios del sistema. He ahí las tareas próximas. 

Venezuela en vísperas


Gubidxa Guerrero

[Texto publicado en Enfoque Diario, el miércoles 19/Feb/2014]

Hay de protestas a protestas. Cuando un país cuenta con una oposición responsable, que acepta los resultados electorales no sólo cuando le favorecen, sino cuando triunfa el adversario, las manifestaciones no son de cuidado.

Pero cuando un régimen ha vivido recientemente un golpe de Estado y es adversario jurado de la potencia más poderosa del mundo, la situación se complica.

Hablar del caso venezolano es delicado, porque si nos vamos con la finta de algunas imágenes que vemos por televisión, podríamos pensar que se está viviendo una genuina revolución popular. Pero cuando reparamos en los antecedentes de los grupos opositores y sus líderes, de la manera en que han manipulado la información para tergiversar ciertos hechos, debemos ser mesurados.

Mucha gente que ha condenado las manifestaciones violentas en México, está aplaudiendo el llamado a derrocar al gobierno bolivariano de Venezuela. ¿Lo que aplica aquí, allá no? Y viceversa, algunos jóvenes que aquí exigen el derecho a protestar violentamente, critican a la oposición venezolana.

El asunto que está ocupando titulares en la prensa internacional no es meramente interno. Venezuela representa mucho para el mundo, y más todavía para numerosos pueblos que no desean estar alineados con el coloso del norte. Por tanto, lo que ocurra en sus calles y con su gobierno es de mucho interés.

Nicolás Maduro, sucesor de Hugo Chávez al frente de la administración, ha condenado la violencia y ha exigido la investigación de los principales líderes opositores por su responsabilidad en los hechos de los días recientes. Uno de los más visibles, por cierto, se acaba de entregar: Leopoldo López. Además, Maduro ordenó la expulsión de varios diplomáticos norteamericanos por participar, supuestamente, en la organización de las protestas. 

En curioso que los principales medios informativos transmitan escenas de las marchas opositoras, omitiendo las de los medios oficialistas, igual o más nutridas que aquéllas. 
Lo que estamos viendo en Venezuela parece la antesala a un golpe de Estado. Recordemos que el antecesor de Nicolás Maduro padeció uno recién iniciado su gobierno. 

El caso venezolano vuelve a dividir a la opinión pública mundial. Será la primera prueba de fuego del mandatario bolivariano. Bien dice el dicho que lo que no mata te hace más fuerte. ¿Será éste el caso? Lo sabremos en las próximas semanas.

El bloqueo nuestro de cada día


Gubidxa Guerrero

[Texto publicado en Enfoque Diario, el martes 18/Feb/2014]

Taxistas, carretoneros, recolectores de basura, mototaxistas y urbaneros; todos hacen de su voluntad ley. En Juchitán y en varios pueblos istmeños se paraliza la actividad económica cuando al líder le viene en gana.

Ayer, por ejemplo, fueron los urbaneros quienes bloquearon con sus pesadas unidades las calles céntricas de la ciudad de las flores. Con ello estaban manifestando una serie de inconformidades ante el gobierno, pues, afirman, con el ingreso de casi dos mil mototaxis el negocio del transporte público se afectó grandemente. Y ahora ni a las colonias pueden ingresar, ya que se les impide el paso...

Una indemnización piden quienes fueron desplazados del rubro por la ingobernabilidad en Juchitán. Y es que desde que en la administración anterior, hicieron su arribo cientos de pequeñas unidades cobijadas por la COCEI (PRD-PT) y el PRI, las cosas no son iguales.

Aunque la causa pueda ser legítima, no se justifica que se paralice la actividad comercial y social, afectando a otro tanto de personas que diariamente deben vender sus productos. 

A muchos de quienes giran instrucciones de bloquear se les olvida que el mercado de Juchitán no sólo es punto de reunión de casi 100 mil juchitecos, sino que es utilizado por gente de otras tantas comunidades que diariamente se trasladan a Guidxiguié’ para vender y comprar.

Lo que hasta hace dos décadas sería alarmante, hoy es visto con toda la normalidad del mundo. Por desgracia, los istmeños nos vamos acostumbrando a los bloqueos cotidianos. Lo que a Juchitán es el ‘canal 33’ o las avenidas céntricas, es a Tehuantepec el ‘puente de fierro’, a Ixtaltepec el puente sobre el Río de las Nutrias o a Salina Cruz el importante bulevar de entrada. 

¿Hasta cuándo las autoridades permitirán que se violente el derecho de las mayorías? Es preciso que los actores sociales y políticos busquen cauces para resolver las principales demandas. Todos deben poner de su parte para no seguir hundiendo esta región en el fango.

No seremos nosotros, sino nuestros hijos, quienes pagarán el precio de la indiferencia oficial y la cerrazón. A menos que cambiemos de actitud… 

Necesario impulsar el “Acuerdo para la Participación Ciudadana” en Juchitán

Gubidxa Guerrero

[Texto publicado en Enfoque Diario, el lunes 17/Feb/2014]

Uno de los peores males de la administración pública es la desatención de los problemas urgentes. Y eso se debe, en gran medida, a que las personas que toman las decisiones de nuestras ciudades y pueblos desconocen dichos problemas. 

Es necesario que la ciudadanía colabore con las autoridades, porque sólo sumando los esfuerzos, capacidades y la experiencia de todos, podremos edificar una mejor sociedad. Para ello se hace forzoso que quienes gobiernan Juchitán, acepten comprometerse a implementar algunas medidas que hagan más sencillo el reordenamiento de la vida pública. 

Como se recordará, en junio pasado el Comité Melendre organizó un debate entre los candidatos a la presidencia municipal, quienes compartieron el mismo escenario para hablar de los temas que más preocupan a los habitantes de una de las ciudades más importantes del Estado de Oaxaca. Con el lema “No más rollos. Sí al debate”, se hizo con la pura intención de propiciar un encuentro que echara abajo el mito de que los zapotecas istmeños no podemos charlar civilizada y respetuosamente.

Como siguiente paso, se invitó a los candidatos a suscribir el “Acuerdo para la Participación Ciudadana”, mismo que constituía el compromiso moral de cumplir tres puntos: 1.- Sesiones de Cabildo públicas, transmitidas por radio e Internet; 2.- Creación del Consejo Consultivo Ciudadano y 3.- Revisión de los “Cinco Ejes para la Paz Social en Juchitán”. Tres de los participantes en el debate lo signaron, así como varios testigos de honor de la sociedad civil; sin embargo, el actual presidente municipal hizo caso omiso al llamado.

Para el Comité Melendre la negativa del entonces candidato puntero fue muy decepcionante, especialmente porque en un clima de crispación se esperaban señales que dieran certeza de la construcción de un gobierno incluyente y participativo. 
“A más de un mes del relevo municipal, la organización considera llegado el momento de retomar el proyecto original para seguir construyendo confianza en la ciudad”, fueron las palabras de Juquila A. Ramos Muñoz, Responsable de la Comisión de Acción Ciudadana del Comité Melendre. 
Según sus declaraciones, el “Acuerdo para la Participación Ciudadana” no debe ser visto como un obstáculo, sino como un instrumento que propicie el diálogo efectivo entre las autoridades y la ciudadanía. 
“El gobierno siempre ha puesto condiciones, diciendo cómo y cuándo escuchar a los habitantes. Eso desalienta la participación. Lo que nosotros estamos proponiendo es que el ciudadano sepa quiénes son sus representantes, qué hacen y cómo trabajan, para así poder sumarse a las tareas que el municipio necesita”, agregó Juquila Ramos.
Esta misma semana el Comité Melendre convocará a varias organizaciones civiles a un diálogo franco, para definir la manera en que se hará llegar una propuesta concreta al Cabildo juchiteco. 
“Nosotros sabemos cuáles son nuestros derechos. No estamos inventando nada ni pidiendo una exageración. Simplemente deseamos que se dé cumplimiento a lo que marcan las normas en la materia. Esperamos que al menos una parte del cabildo sea sensible a nuestra inquietud. Aunque lo deseable es que el presidente municipal reconsidere su postura de junio pasado y mire con buenos ojos nuestra propuesta”, finalizó la Responsable de Acción Ciudadana.
Es importante que la ciudadanía recupere la confianza en los servidores públicos. Pero antes es preciso que los gobernantes den señales inequívocas de apertura democrática. Estamos frente a la oportunidad histórica de edificar una nueva relación pueblo-poder local. Ojalá impere el sentido común y no se desdeñe esta iniciativa.  

La tragicomedia istmeña

Gubidxa Guerrero

[Texto publicado en Enfoque Diario, el domingo 16/Feb/2014]

No sabía don Ernesto que esa mañana cambiaría todo. Cuando abrió la puerta se encontró con cinco manifestantes con pancartas y objetos que obstruían su entrada. La sonrisa mañanera se convirtió en desconcierto. No tenía idea de lo que estaba pasando.

Lo primero que hizo el habitante de ese hogar ―ubicado en avenida del Puerto, entre las calles Juchitán y Tehuantepec― fue preguntar por lo que sucedía. Por respuesta tuvo un “estamos protestando”. Ante el asombro provocado por la contestación, cuestionó: “¿pero yo que les hice?”. Luego pensó que tal vez olvidaba alguna vieja deuda por la que ahora le reclamaban, y agregó: “Está bien; en caso de que les deba dinero, díganme cuánto para que hagamos cuentas”. Los señores se echaron a reír.

“Usted no nos debe nada. Es más, ni lo conocemos”. El ceño comenzó a fruncírsele a don Ernesto. Y entonces, amablemente dijo: “Ya que no tenemos cuentas pendientes qué arreglar, denme permiso para que abra el portón de mi domicilio y saque mi carrito de esquites”. Los cinco individuos que obstruían su portón respondieron altaneramente: “Si gusta, pase por el pasillo, pero no dejaremos que saque nada que obligue a que retiremos nuestros objetos. De ese portón no saldrá ningún coche, mueble o carrito de elotes”.

La molestia del dueño de la casa no se hizo esperar, y de nuevo habló: “Oigan señores; si no tienen alguna queja contra mí, si no les debo un centavo ni les hice nada malo, ¿por qué no dejan que haga uso de mi espacio para abrir el portón de la casa y pasar con mis cosas? No entiendo lo que pretenden”. Los manifestantes replicaron: “Estamos exigiendo que el gobierno atienda nuestro pliego petitorio”. Y don Ernesto, todavía paciente, replicó: “Muy bien; creo que es justo que todo gobierno vele por los intereses de sus ciudadanos, pero, hay un pequeño detalle: ¡yo no soy funcionario público!, ni tengo nada que ver con el gobierno”. Entonces, el líder de los cinco plantados habló un tanto enojado: “Sabemos que usted no trabaja ahí ni tiene algo que ver, pero su casa está bloqueada como medida de presión hacia las autoridades”.

Ante la cerrazón de los cinco inconformes, don Ernesto se marchó como pudo. Buscó una patrulla y pidió a los policías que por favor lo ayudaran a liberar su entrada. Los uniformados dijeron que nada podían hacer. Pasaron las horas y luego los días. Después de una semana, al notar todavía la presencia de quienes le impedían pasar con su carrito de esquites, les preguntó “¿Cuándo liberarán mi entrada?”. “Hasta que el gobierno solucione nuestras demandas o dé una respuesta satisfactoria”, le contestaron. 

Pero un día gris, el gobernante en turno negoció con uno de estos personajes y quedaron todos felices y contentos. Aunque no obtuvieron exactamente lo que pedían, sí les tocó ‘algo’, especialmente a quienes se reunieron con el mandatario. Fue cuando los manifestantes le dijeron a don Ernesto: “Nos vamos, y recuerde que no tenemos nada contra usted sino contra el gobierno”.

Pasaron los meses, y otra mañana alegre, en que el sol anunciaba un día propicio, amaneció la casa completamente rodeada, que hasta sitiada parecía. El diálogo entre don Ernesto y los inconformes fue el mismo; la causa igual. Eran nuevos manifestantes que exigían otras demandas, y que utilizaban al dueño de la casa como rehén para que el gobierno los atendiera…

Y un día don Ernesto se cansó de estar a merced de los manifestantes que de cuando en cuando lo utilizaban y decidió decir ¡basta! Declaró a los cuatro vientos que deseaba que le respetaran su derecho a salir de su casa con su carrito de esquites; exigió que ya no se manifestaran tapando su casa ni cerrando su portón, e invitó a que se usaran decenas de otras formas para resolver los problemas entre el gobierno y los manifestantes. Entonces los antiguos plantados, esos cinco que le obstruyeron por vez primera la salida de su hogar, comenzaron a decir: “Don Ernesto es un intolerante, es un fascista que criminaliza la protesta”. 

Pobre don Ernesto; después de haber padecido tantos males durante mucho tiempo, todavía tuvo que soportar esos calificativos. Esta historia tan absurda que vivió don Ernesto, la sufrimos desde hace muchos años todos los istmeños y quien sabe cuánta gente de otros lugares. Triste, pero cierto.

Algunas aclaraciones sobre el Alfabeto Popular del Idioma Zapoteco

Gubidxa Guerrero 

[Texto publicado en Enfoque Diario, el sábado 15/Feb/2014]

Actualmente la inmensa mayoría de las personas que habitan este país saben leer y escribir. La región del Istmo de Tehuantepec no es la excepción. Sin embargo, el idioma en que podemos leer y registrar, sin mayor problema, nuestras palabras es el castellano. En cambio, la mayoría de las personas de México que hablan y/o entienden alguna lengua originaria no pueden leer ni escribir en ella.

Pensamos que con utilizar las vocales y consonantes tenemos el asunto dominado, lo que no es del todo cierto, pues cada idioma del mundo tiene sonidos particulares que no pueden registrarse de la misma manera porque se prestaría a confusiones. Así, por ejemplo, el idioma inglés lo pronunciamos de acuerdo a sus propias convenciones, y el alemán o el francés, aunque utilicen los mismos caracteres en su escritura. Si un estadounidense aprendiera el idioma español pero no aprendiera el uso correcto de su alfabeto, lo escribiría mal y no podríamos entenderle. Lo haría de acuerdo a la pronunciación de su lengua madre.

Lo mismo sucede con el idioma zapoteco. En nuestra lengua existen sonidos que no podemos registrar con el alfabeto castellano. Por eso en 1956 se celebró una Mesa Redonda para fijar uno, para establecer una convención que nos permitiera a los zapotecas del Istmo escribirlo, leerlo y por tanto, comunicarnos vía escrita.

El Alfabeto Popular del Zapoteco del Istmo cuenta con 28 grafías (A - B - C - CH - D - DX - E - F - G - H - I - J - L - M - N - Ñ - O - P - Q - R - RR - S - T - U - X - XH - Y - Z ) y tres tipos de vocales (‘Sencillas’: A - E - I - O – U, para escribir, por ejemplo, TAPA: cuatro; BERE: gallina. ‘Cortadas’: A’ - E’ - I’ - O’ - U’, para escribir CHA’CA: pájaro carpintero; BE’TE’: zorrillo. Y vocales ‘Quebradas’: AA - EE - II - OO – UU, que se usa cuando escribimos NAA: yo; LII: tú, usted). Nótese que tenemos varios sonidos propios que no existen o no se distinguen en el alfabeto castellano; por ejemplo la DX (para escribir GUIDXI: pueblo; LIDXI: casa; GUBIDXA: sol); la X (con sonido suave para escribir XUNAXI: diosa, virgen; XU: terremoto; XUBA’: maíz); la XH (con sonido fuerte para escribir XHONO: ocho; XHEELA’: esposo, esposa; XHABA: su ropa); la S (con sonido más marcado para escribir SAA: música, fiesta; SICARÚ: bonito, hermoso) y la Z (con pronunciación suave para escribir ZA: nube; ZEE: elote). En cambio no tenemos la LL, la K, la V y la W. Las demás letras se pronuncian y utilizan como en el español.

Una persona puede reconocer a un analfabeto en nuestra lengua cuando utiliza alguna de las grafías que no existen en nuestro idioma como la SH, para escribir Shunashi, por citar un ejemplo. Esto es consecuencia de que el sistema educativo oficial se enfoca en que aprendamos a leer y escribir sólo el español, relegando al idioma de nuestro grupo étnico a un segundo plano. De hecho, en la actualidad, el número de hablantes va disminuyendo de forma alarmante, lo que debería obligar a establecer políticas públicas radicales para su conservación y divulgación.

Por lo pronto, sea este pequeño texto un incentivo para comenzar a escribir en nuestra lengua. Va dirigido a aquéllos que ya dominan el idioma zapoteco. Próximamente dedicaré un texto para que los no-hablantes sepan cómo se pronuncian ciertas palabras. 

Epístolas de viejos amigos


Gubidxa Guerrero

[Texto publicado en Enfoque Diario, el viernes 14Feb/2014]

En estos días el ex presidente de México Carlos Salinas de Gortari ha sido noticia, luego de conceder una larga entrevista al diario de circulación nacional El Universal, en la que, entre otras cosas, señala que su gobierno “reformista” corrió el riesgo de ser descarrilado por los opositores.

Comparándose con el actual titular del Ejecutivo, Salinas repartió imputaciones entre quienes, según él, jamás estuvieron de acuerdo con sus transformaciones.

De inmediato saltó uno de los aludidos, Manuel Camacho Solís, quien ni tardo ni perezoso le recordó al ex presidente ciertas omisiones, como la profunda corrupción en su administración, así como los errores que devinieron en la grave crisis económica de 1995.
El Universal dio amplia cobertura a Camacho Solís, por lo que Salinas de Gortari escribió una epístola dirigida a su ex colaborador, recordándole ―faltaba más― que de poco servía señalarle sus olvidos, a veinte años de los hechos, si cuando fue miembro de su equipo de gobierno se quedó callado y, más bien, pareció muy complacido.

Este altercado nos recuerda un hecho innegable en la política mexicana: la mayoría de sus protagonistas son o fueron priístas.

Como si de una disputa interna se tratara, pelean entre sí viejos aliados que defendieron similares posturas. Ya que, por citar algunos ejemplos, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, Porfirio Muñoz Ledo o Andrés Manuel López Obrador, todos militaron en las filas del PRI hasta antes de 1988. Es decir, votaron y apoyaron, digamos, a José López Portillo, Gustavo Díaz Ordaz o Luis Echeverría. 

Pero con respecto la nueva camada de “izquierdistas” mexicanos, resulta mucho más irónico, pues no se marcharon del PRI en los años de la gran ruptura, 1988, sino hasta mucho después. Tal es el caso de Manuel Camacho Solís, Marcelo Ebrard o Ricardo Monreal, actuales opositores férreos a las reformas estructurales. Por no hablar de Manuel Bartlett, quien hasta hace poco era el principal señalado de orquestar el “fraude electoral” que arrebató la victoria a Cárdenas para concedérsela a Salinas de Gortari.

¿A qué viene este duelo entre viejos camaradas? Cuando Salinas emite alguna declaración, algo se trae entre manos. Que un antiguo colaborador suyo conteste para agrandar el espectáculo, puede resultar preocupante.

Así las cosas en México, donde aquellos miembros de la dictadura perfecta hoy representan papeles en bandos antagónicos, mientras el actual Presidente sigue acumulando poder.