A centralizar de nuevo

Gubidxa Guerrero

[Texto publicado en Enfoque Diario el jueves 12/Sep/2013]


Hace más de una década el gobierno federal promovió la descentralización de la educación pública como política de Estado. Se pretendía, entonces, “modernizar” el sistema educativo mexicano traspasando a las Entidades parte del control de este rubro.

Como en toda intentona gubernamental, hubo desconfianza y mucha oposición por parte de algunas secciones del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). En el Estado de Oaxaca, la aceptación del magisterio costó cara al gobierno, que tuvo que suscribir sendas minutas para que se admitiera la propuesta federal.

Desde entonces, las instancias estatales pasaron a pagar los sueldos de los profesores y trabajadores del sistema educativo, lo que en lugar de beneficiar a las escuelas vino a dar un control casi absoluto al magisterio. Bastaba un plantón o el amago de movilización para que se pusiera de rodillas al mandatario estatal.

El actual gobierno de la República tiene la clara intención de terminar con esa situación. Sabedores de que las Entidades no son lo suficientemente fuertes para oponerse a los poderosos gremios magisteriales, los asesores del Presidente Enrique Peña Nieto le propusieron retomar la rectoría de los pagos.

De aprobarse dicha iniciativa, ya no será el Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO), sino la Secretaría de Educación Pública (SEP) quien directamente asuma el costo de los salarios de más de 70 mil profesores. ¿Qué tendría ello de extraordinario? Que para el gobierno federal resultará más sencillo realizar los descuentos a los docentes que incumplan con el calendario escolar. 

Gabino Cué Monteagudo ya no tendrá que lidiar ni negociar con la poderosa Sección 22. No estará en sus manos aprobar aumentos salariales ni aplicar las sanciones a quienes no se ciñan a la nueva normatividad en la materia.

No es sorprendente este paso. Es natural que un gobierno que asumirá la tarea de evaluar y asignar plazas, quiera tener los medios para sancionar a quienes incumplan sus designios. Regresamos, pues, a la centralización.

Estas medidas son la vuelta al PRI setentero, con una vocación nacionalista y populista. El “Nuevo PRI” no es más que un viejo partido reciclado, que piensa que la ciudadanía no supo estar a la altura de los tiempos modernos. En vez de democracia tuvimos caos. Ahora se pretenderá imponer el orden…