Opinión: Voluntad política

El Coordinador Regional de la Secretaría General de
Gobierno junto a un vocero de la APJ.

Gubidxa Guerrero 

[Texto publicado en Enfoque Diario el viernes 29/Mar/2013]


Es loable el esfuerzo que están haciendo las Comisiones Negociadoras para resolver el grave conflicto que se vive en la ciudad Juchitán.
     Tanto la Asamblea del Pueblo Juchiteco (APJ) como el Gobierno del Estado de Oaxaca están poniendo de su parte para ir encontrando soluciones puntuales.
     Dos reuniones, dos acuerdos. Primeramente, se consiguió la liberación de Liliana Sánchez Sánchez, mujer policía retenida como consecuencia de la refriega del martes 26 de marzo. Ayer, se entregó la maquinaria y vehículos retenidos desde hace algunas semanas en la Séptima Sección de Juchitán.
     Los activistas de la Asamblea del Pueblo Juchiteco están dando muchas muestras de buena fe, pues están cumpliendo los acuerdos, a cambio de los compromisos firmados por el Coordinador Regional de la Secretaría General de Gobierno.
     Pero una firma no es suficiente. Es necesario dar pasos paulatinos que brinden confianza y certeza de que pueden destrabarse todos los asuntos pendientes.
     Los representantes del Gobierno parecen ir en ese mismo sentido, pues han dado respuesta favorable a una de las peticiones de la APJ, que consiste en hacer las gestiones, cuanto antes, para que se establezca una mesa de diálogo con funcionarios de alto nivel para abordar la solicitud de la cancelación del Proyecto Eólico.
     Un problema como el que actualmente viven los pueblos istmeños de dos etnias distintas ―ikoots y binnizá― no se resuelve de la noche a la mañana. Pero con voluntad política se consigue avanzar.
     Lo que se ha demostrado, luego de los lamentables hechos violentos del martes, es que el diálogo es la vía principal para resolver distintas cuestiones. 
     La sociedad istmeña está cansada de que se tenga que desbordar la violencia para que se atiendan las exigencias de distintos actores sociales. No es justo que a los políticos de oficio se les dé un trato más que preferencial, y a las personas del común se les quiera amedrentar. 
     Por fortuna, ahora el trato está siendo respetuoso por ambas partes, y es por ese sendero por el que todos, sociedad y gobierno, deben caminar.