Opinión.- Desalojo en Juchitán: absurda equivocación

Niños y jóvenes colocando rocas para impedir
el paso a los policías estatales que querían desalojar a sus paisanos.
Gubidxa Guerrero 

[Texto publicado en Enfoque Diario el miércoles 27/Mar/2013]

Apenas ayer martes 26 de marzo invitaba en esta misma columna a que tuviéramos cuidado con la manera en que está tratándose el asunto de la carretera Juchitán-Playa San Vicente. 
     Fui muy claro en decir que dicho camino NO ESTABA BLOQUEADO, en el sentido más usual del término, pues todo mundo tenía paso libre por dicha carretera. Las únicas personas que estaban siendo impedidas de utilizar el tramo eran los empleados de las empresas transnacionales. 
     Cité textualmente las palabras de Raymundo Regalado, uno de los voceros del grupo de habitantes que vigilan el acceso, quien entre otras cosas afirmó: “Hemos dicho a los campesinos que tienen sus parcelas de ese lado, a todos los pescadores, a los habitantes de Playa Vicente, a los que van de paso, que con ellos no es el pleito, sino con los que pretenden despojarnos de nuestra tierra y de las lagunas que tenemos”.
     A pesar de lo que se publicó ayer, de las declaraciones bastante precisas, a algún funcionario se le ocurrió enviar a policías estatales a confrontar a los habitantes de Juchitán. No pudo cometer peor torpeza.
     Poco antes de las dos de la tarde, varias camionetas de uniformados llegaron al lugar de manera prepotente. Sin ánimo de dialogar, queriendo hacer valer la fuerza para cumplir las órdenes recibidas, detuvieron a varias personas. Sólo eso se requería para encender la mecha del enfrentamiento…
     De inmediato comenzó a anunciarse por los altavoces que se necesitaba del apoyo popular para defenderse de la agresión policíaca. Mujeres, niños, ancianos, sin importar la filiación política o las creencias religiosas, se apersonaron para solidarizarse con sus paisanos juntando piedras, ramas, y todo aquello que pudiera servir para obstaculizar la llegada de los ‘estatales’.
     Hubo un enfrentamiento que dejó varios heridos ―uno de ellos de gravedad― y algunos detenidos. Se sabe preliminarmente que los policías estatales detuvieron a tres juchitecos. Los habitantes, por su parte, detuvieron a dos uniformados: un hombre y una mujer. Al primero de ellos lo trasladaron a una clínica para que recibiera los cuidados necesarios. La mujer, hasta el momento de redactar esta columna, seguía retenida.
     Según comunicación extraoficial, se dio la orden de liberar a los habitantes arrestados, cosa que se hizo al poco tiempo de su detención. Sin embargo, hasta las cinco de la tarde, reinaba la incertidumbre, por no saber si habría un nuevo intento de desalojo.
     La torpeza de las autoridades es evidente. En lugar de resolver este conflicto de manera adecuada, apostaron por la violencia absurda. Ahora las cosas están peor que ayer. 
     Se escuchan voces que culpan de traición a las personas de Playa Vicente, porque algunos pidieron el desalojo por la fuerza. Cosa más equivocada. Los únicos responsables de los hechos violentos de ayer son los malos funcionarios y algunos empresarios y políticos voraces.