Opinión: El diálogo necesario

Rodrigo Velásquez, Coordinador de la Secretaría de Gobierno del Estado
en el Istmo durante la firma de la primera minuta de acuerdo la noche
del martes 26 de marzo.
Gubidxa Guerrero 

[Texto publicado en Enfoque Diario el jueves 28/Mar/2013]

Martes Santo de 2013 será recordado como el día que en la Séptima Sección de Juchitán se peleó una batalla campal entre elementos de las corporaciones policíacas y pescadores y campesinos del rumbo. 
     Ahora sabemos el rotundo fracaso que significó para la fuerza pública el intento de desalojo de quienes mantenía un retén en la zona sur de esta ciudad zapoteca.
     No obstante, a pesar de todo el cúmulo de información que está fluyendo, hay una serie de malentendidos que es preciso aclarar.
     Primero.- La carretera Juchitán-Playa San Vicente no es un camino federal. Más bien es un tramo medio pavimentado que hace algunos años era de terracería. Por dicho camino no transitan personas de las demás poblaciones, sino los juchitecos que tienen su fuente de sustento en el mar, como pescadores o restauranteros. También es ocupado, sobre todo en período Semana Santa, para irse a bañar a la playa.
     Segundo.- El camino Juchitán-Playa San Vicente no estaba bloqueado completamente. De hecho, cualquier persona podía transitar por la carretera, pues había dos carriles libres para el flujo vehicular. Los campesinos y pescadores, así como los comerciantes de la costa tenían vía libre. El retén de la Asamblea del Pueblo Juchiteco servía para impedir que las empresas transnacionales introdujeran maquinaria a la zona donde pretende construirse un parque eólico con serias irregularidades.
     Tercero.- El bloqueo que el lunes y martes se efectuó en la Carretera Panamericana a la altura del ‘Canal 33’ no era promovido por la Asamblea del Pueblo Juchiteco. Es decir, los campesinos y pescadores que estaban en la Séptima no estaban en el ‘Canal 33’.
     Cuarto.- El intento de desalojo no fue contra quienes bloqueaban la carretera federal (Juchitán-Tehuantepec), sino contra quienes tenían un modesto retén en un camino secundario (Juchitán-Playa San Vicente). 
     Quinto.- La agresión no provino de los pescadores y campesinos de Juchitán, sino de las corporaciones estatales que intentaron “recuperar” los vehículos de las empresas transnacionales que estaban retenidas en el retén del camino Juchitán-Playa Vicente.
     Sexto.- Se dice que el Gobierno había ido a “dialogar” con los manifestantes. Pero un diálogo no se entabla con ochenta policías de por medio, sino con comisiones negociadoras.
     Séptimo.- La violencia no resolvió nada. Únicamente agravó las cosas. 
     Octavo.- El diálogo que se desarrolló de ocho a diez de la noche en la Parroquia del Señor de Esquipulas fue el que sí rindió frutos, pues permitió la liberación de la mujer policía detenida por los habitantes de Juchitán a cambio de algunas demandas de la Asamblea del Pueblo Juchiteco.
     Noveno y último.- Es el diálogo, la negociación razonada y argumentada, la única vía para resolver este conflicto…