El bochorno

Gubidxa Guerrero

[Texto publicado en Enfoque Diario, el lunes 10/Feb/2014]

En éste y otros medios informativos se anunció con tiempo: lo que se pretendía hacer en Salina Cruz era, además de inmoral, ilegal. Por muchos acuerdos políticos que se hubiesen pactado antes, durante y después de las elecciones municipales, éstos no debían pasar la línea elemental que marcan las normas en la materia.

Sin embargo, las autoridades porteñas se empeñaron en simular lo que era imposible a la vista de los magistrados, y quisieron, pese a todo, ratificar a una veintena de concejales. La situación tuvo que aclararse, por lo que la verdad salió a relucir.

Lo que sucedió en Salina Cruz es incorrecto desde cualquier punto de vista. Primero, porque el Partido Revolucionario Institucional (PRI) arrebató en los tribunales una victoria que pertenecía a otro grupo político, que, dicho sea de paso, ganó legítimamente en las urnas; segundo, porque no conforme con lo anterior quisieron abultar la nómina municipal obsequiando regidurías a diestra y siniestra. Lo paradójico fue que quien obtuvo el favor ciudadano, Mariano Vicente, ni siquiera es concejal.

Uno de los puertos más importantes del Pacífico mexicano está pasando por un momento bochornoso. A la vista de todo el Estado de Oaxaca se han evidenciado las consecuencias nocivas de los pactos políticos, que en lugar de contribuir a darle gobernabilidad a esta ciudad, están sirviendo como agencia de colocaciones.

Pero todavía hay esperanza. Estamos a tiempo de que los actores políticos hagan lo necesario para brindar certeza a la ciudadanía. Por ética y por reglamento, toda persona que no deba ostentar un cargo, debe encontrarse fuera del listado de regidurías.

De no hacerlo, el PRI y Rosa Nidia Villalobos estarán mandando un mensaje equivocado a las instituciones y a los habitantes del puerto. Y en ese caso, se mostrará en su crudeza que el discurso de “legalidad” con que arrebataron el triunfo a un modesto médico, era sólo ficción.

Quien “ganó” amparado en tribunales debe respetar las normas más sencillas en lo concerniente a la integración del cabildo. Así de simple.