Se aprobó

Gubidxa Guerrero

[Texto publicado en Enfoque Diario el miércoles 04/Sep/2013]

Después de muchos dimes y diretes, entre la dirigencia de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y los representantes del gobierno federal, finalmente se aprobó la Ley del Servicio Profesional Docente, por parte de casi cuatrocientos diputados del Congreso. Para cuando esta columna se publique, muy probablemente también la hayan votado los senadores.

Con la sesión nocturna en la Cámara de Diputados, Enrique Peña Nieto asestó un sorpresivo golpe a quienes lo han tildado de inepto. Consiguió, además, reponer la imagen de fortaleza que perdió momentáneamente cuando, a mediados del mes pasado, los legisladores pospusieron la aprobación de la Ley. 

El primer Informe de Gobierno se entregó en tiempo y forma al Congreso el primero de septiembre. Pero al día siguiente ―apenas unas horas después de la estocada contra el magisterio “democrático”― el Presidente de la República rindió su mensaje al país en cadena nacional.

La etapa inicial de las reformas constitucionales del primer gobierno priísta del siglo ya está consumada. Es, sin duda, una concesión a quienes desde hace mucho exigían al Ejecutivo que desarticulara los sindicatos “charros”. Para ello, Enrique Peña Nieto tuvo que poner el ejemplo, descabezando a su antigua aliada Elba Esther Gordillo.

¿Se imaginan una Reforma Educativa con la Maestra en libertad? Hubiera sido imposible. Pero no tanto por la oposición que ésta hubiese hecho contra el gobierno, sino porque ningún poder de la Unión estaría en condiciones de pretender tomar el control de las plazas magisteriales, sin la autoridad moral necesaria para ello.

Por esa razón la detención de Gordillo fue muy importante: porque se mandó un mensaje al mundo de que la limpieza empezaba en casa.

Sin embargo, quedan varios pendientes. Desde la izquierda se preguntan qué hay de otros aliados del sistema, como Romero Deschamps, priísta de hueso colorado, actual dirigente del sindicato de Petróleos Mexicanos. La labor de sanear el “charrismo” no estará completa si no se procede en contra de uno de los personajes más cuestionados de la política nacional. ¿O a éste no se le tocarán los intereses?

El control de las plazas y ascensos ya no dependerá más de los sindicatos. Ningún profesor tendrá que quedar bien, de ahora en adelante, con los líderes en turno para trabajar o ser promovido. Ahora el patrón vuelve a ser el Estado Mexicano. Ahora los jóvenes normalistas ya no tendrán que someterse a los dictados verticales de ninguna sección gremial, llámese como se llame. ¡Todos a estudiar!