Opinión: Manotazos

Gubidxa Guerrero

[Texto publicado en Enfoque Diario, el miércoles 20/Mar/2013]

Cada cual a su modo, los diferentes actores políticos están haciéndose notar. A diferencia de los tiempos del líder vitalicio de la Confederación de Trabajadores de México, Fidel Velázquez, ahora la consigna parece ser: el que se mueve sí sale en la foto.
     Son tiempos electorales. Y aunque todavía quedan poco más de nueve meses de gobierno (es decir, un cuarto del período administrativo) los alcaldes y regidores ya no piensan en servir a sus conciudadanos sino en apoyar a su delfín o en intentar postularse ellos mismos para algún cargo de elección popular.
     Algunos presidentes municipales quieren ser, a como dé lugar, diputados locales. Ciertos regidores pretenden convertirse en alcaldes y algunos arribistas, que nada bueno han hecho por sus comunidades, se mueven para ver qué les toca.
     Los amarres al más alto nivel están a todo lo que dan. Pero en el mundo cotidiano, en la vida diaria de los miles de istmeños que padecen los malos gobiernos, parece que nada cambia.
     Desde el interior de los partidos políticos surgen voces que claman por la democratización en la designación de candidatos. Los priístas, sobre todo, no quieren quedarse de brazos cruzados mirando cómo les imponen abanderados nada competitivos  mientras algunos buenos cuadros son ignorados (¿habrá algún pacto para lanzar aspirantes perdedores?).
     En Tehuantepec parece haberse consumado una imposición que seguirá dando de qué hablar. En Ixtaltepec ocurre un caso similar, con el riesgo de la desbandada. Pero Juchitán no se queda atrás. Teniendo buenos prospectos como el doctor Jorge Florentino López o Mario López, el PRI continúa en una indefinición que muy probablemente haga que pierdan la presidencia, hoy en manos de Daniel Gurrión Matías.
     ¿Y en la alianza PAN-PRD? Sucede otro tanto. Algunas autoridades que tuvieron aciertos en ésta o en pasadas administraciones, pretenden dar “continuidad” impulsando a sus allegados, lo que tampoco ha sido del agrado de la militancia, que exige transparencia en la asignación de las candidaturas.
     Personalmente considero que mientras los partidos políticos no abran la participación a los ciudadanos no afiliados, o no identificados plenamente con determinado color, la ciudadanización de la política será poco menos que imposible. 
     En el Distrito Federal el PRD le apostó a la candidatura de un personaje que ni siquiera es su militante: Miguel Ángel Mancera. Arrasó. En el Istmo de Tehuantepec casi todos quieren dar manotazos sobre la mesa mediante declaraciones amenazantes o cierres carreteros. Hay, sin embargo, algunas honrosas excepciones que constituyen la esperanza de los dos grandes bloques antagónicos: PRI y la alianza PAN-PRD. La pregunta es: ¿los dejarán competir?