Opinión: Nuevas invasiones




Por Gubidxa Guerrero

[Texto publicado en Enfoque Diario, el jueves  27/Dic/2012]

Para los conflictos el Istmo de Tehuantepec se pinta solo. Si no son los docentes de la Sección 22, son los taxistas del PRI. Si no son los mototaxistas, son los zorgueros. Si no es Tacho Canasta, es algún líder de la denominada COCEI. 
     El caso es que antes de que se “solucione” algún conflicto (generalmente con un manojo de billetes de por medio) surge otro. Ni bien ha terminado un año caótico para el Estado y la región, cuando un grave problema se cierne sobre nosotros: la invasión de zonas federales.
     El problema de la invasión de predios inició en los setentas, cuando comenzaron a ocuparse ciertas propiedades de algunos terratenientes (y también de personas modestas, por supuesto). Nacieron, entonces, ciertas colonias populares en Juchitán. Poco después se vivió el mismo fenómeno en Tehuantepec, Salina Cruz, Ixtepec, San Blas Atempa, Matías Romero y otras poblaciones istmeñas.
     Hace algunos días volvió a repetirse la historia en zonas amparadas por el derecho de vía; es decir, espacios reservados que nadie puede ocupar sin la anuencia del Gobierno Federal.
     Si el ambulantaje es un asunto de carácter municipal, los bloqueos carreteros de incumbencia estatal, este problema específico concierne exclusivamente al Estado Mexicano. 
     ¿Qué hará la federación para evitar que sean ocupados terrenos que le pertenecen? Y es que el asunto no se trata solamente de ocupar ilegalmente un espacio, sino del riesgo que esto puede significar. Construir viviendas irregulares, a un costado de caminos tan importantes, pone en riesgo la vida de sus moradores. ¿No han pensado en ello los líderes políticos que están azuzando a las personas?
     Las elecciones municipales están en puerta. Cuando los comicios se acercan este tipo de hechos se vuelve más recurrente. La fábrica de votos comienza a funcionar. Ojalá no haya daños que lamentar y que este problema encuentre una solución satisfactoria.
     Todos tenemos derecho a la vivienda, por lo que aventuro una solución improvisada: ¿Y si los humanitarios líderes políticos ceden algunas porciones de sus grandes ranchos a sus seguidores? Así no sólo ganarían un apoyo más resuelto de éstos, sino que aliviarían en alguna medida el problema. ¿Alguno se anima?