Disputa israelí-libanesa por Karish

Gubidxa Guerrero

Un nuevo frente de guerra se abre en el mundo. En la frontera entre el Estado de Israel y la República de Líbano se oyen cantos bélicos. La cuestión no es menor: la disputa por los derechos de explotación de hidrocarburos.

Israel y Líbano comparten frontera terrestre y marítima. Resulta que frente a las costas de ambos países se encuentran yacimientos de gas y petróleo. Los del lado israelí tienen algunos años de explotación. Del lado libanés cuentan con menor tiempo. Sin embargo, uno de los yacimientos más importantes, el de Karish, es compartido. Significa que se ubica bajo las aguas limítrofes. Ello ha propiciado rondas negociadoras con mediación estadounidense.

La escena semeja una de las típicas disputas territoriales en el mundo. La diferencia es que Líbano atraviesa una de las crisis económicas más graves de su historia, lo que ha obligado a Sayyed Hassan Nasralá --líder del llamado Partido de Dios en árabe Hezbolá-- a lanzar una severa advertencia: en caso de que no se permita al Líbano, a través de las compañías que tienen contratadas, explotar sus hidrocarburos, Hezbolá no permitirá que Israel explote los suyos, no sólo en el área en disputa, sino en otras zonas de las costas de la "Palestina ocupada", como denominan al Estado sionista.

Hassan Nasralá
Esto equivale a una amenaza directa, poco común en los discursos del jefe de Hezbolá. Significa, asimismo, el reconocimiento de las fortalezas de la Resistencia, como se denomina al brazo armado de este partido político, y el aprovechamiento del contexto mundial. 

Casi nunca se deben tomar en serio las amenazas a Israel, que cuenta con uno de los mejores ejércitos del mundo. Pero Hezbolá es diferente, ya que es la formación político-militar que derrotó de manera contundente a las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) en 2006. Además, fue el grupo que combatió y derrotó a los terroristas de Daesh (ISIS o Estado Islámico) en Siria e Irak, junto a tropas iraníes, sirias e iraquíes.

A los políticos de oficio de Israel se les hizo fácil utilizar una treta para engañar a los libaneses: distraerlos en negociaciones por límites, mientras del lado israelí se avanzaba en los proyectos de extracción, a la vez que se impedía hacerlo del lado libanés, ya que las empresas que se encargaban de dicha tarea fueron amenazadas con sanciones internacionales. 

No contaban con que estaban dando a Nasralá  la oportunidad de llevar el tema de la explotación de petróleo y gas en 'todo' Israel y Líbano, a un nivel discursivo inédito.

El mundo está presenciando cómo Hezbolá acaba de establecer una nueva línea roja, que Israel se verá obligada a aceptar: o se benefician todos o ninguno. La cúpula israelí no será tan estúpida de ir a la guerra, en un momento en que los precios de los energéticos están muy altos y varias potencias europeas están urgidas de hidrocarburos.

Israel y Líbano deben llegar a un acuerdo que significará una clara victoria libanesa. En caso de que no, el poder de disuasión de Hezbolá evitará que Israel explote el subsuelo marino frente al Mediterráneo, lo que tampoco conviene a Europa. 

¿Habrá guerra? Sólo que se reúnan dos factores: a) que Israel o Estados Unidos descarrilen el acuerdo, negando al Líbano el derecho de beneficiarse de sus recursos naturales, y que b) el Ejército israelí responda a los ataques con drones y misiles de alta precisión contra sus plataformas petroleras, no sólo en la frontera, sino "más allá de Karish", según aclaró el propio Nasralá.

¿Cómo afectaría al mundo una guerra Israel-Líbano (Hezbolá)? Los precios de los combustibles subirían todavía más. El esfuerzo bélico estadounidense en Ucrania se distraería hacia Israel en Medio Oriente y la crisis global se acentuaría. Ello sin contar la terrible destrucción tanto en Líbano como en Israel. 

Israel se encuentra en una seria desventaja estratégica frente a Hezbolá, organización que la está sabiendo aprovechar en beneficio de todo el Líbano, que dispondría de elementos materiales para sobreponerse a la actual crisis económica que atraviesa.

¿Hay fecha límite estimada? 30 de agosto de 2022 a la media noche; pues, a partir del primero de septiembre, Líbano deberá ser reconocida en su derecho a beneficiarse de sus hidrocarburos o Israel deberá suspender sus operaciones de extracción de petróleo y gas, si no se quiere ver atacada. Estamos advertidos.


Sáb 30-07-2022

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