Manual para desenmascarar farsantes o el EZLN hacia el 2018

EL CNI y el EZLN buscarán postular a una mujer indígena
como candidata presidencial en 2018
Gubidxa Guerrero

Tremendo lío en que se encuentran varios conocidos míos. Por una parte, han militado en los partidos de "izquierda", desde el PC, PSUM, hasta el PRD y Morena; por otro lado, han simpatizado con la causa neozapatista (léase el Sup y todo lo que huela a indígena). Mientras unos han sido la llave para cargos públicos, otros han servido de ideario perfecto para estar en el bando políticamente correcto; el de los buenos, el de los soñadores. Con una voz han gritado consignas contra el sistema, contra el gobierno; con la otra han hablado en reuniones interminables con los jefes, desde ciertos presidentes municipales, hasta alguno que otro gobernador.

Chiapas había sido el instrumento perfecto para sus causas mundanas. Hasta que a los jijos del máiz se les ocurrió decir que quizás se animen a participar en las próximas elecciones federales con una candidata independiente. Indígena por supuesto. El viernes 14 de octubre, por la noche, el Congreso Nacional Indígena (CNI) y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) anunciaron en comunicado que iniciarán la consulta para elegir a una mujer que los represente de cara a los comicios federales de 2018 “para desmontar desde abajo el poder que arriba nos imponen y que nos ofrece un panorama de muerte, violencia, despojo y destrucción”.

Además, expresaron que su lucha “no es por el poder, no lo buscamos; sino que llamaremos a los pueblos originarios y a la sociedad civil a organizarnos para detener esta destrucción, fortalecernos en nuestras resistencias y rebeldías, es decir en la defensa de la vida de cada persona, cada familia, colectivo, comunidad o barrio”. Supongo que la frase “Ratificamos que nuestra lucha no es por el pode ", alude a las posibilidades de triunfo (casi nulas) y a la intención con que se competirán (una batalla moral). Se saben una candidatura derrotada en lo electoral, o quizás entienden una manera distinta de ejercerlo. Por eso, quizás digan que ahora tampoco lucharán por el poder. Aunque, legalmente, al aparecer en la boleta y en caso de resultar, hipotéticamente, ganadores, tomarían las riendas del poder político, económico y militar de este país, por la vía institucional.

¿Qué harán los ilustres combatientes de la izquierda mexicana? Una de tres: renunciarán a los partidos políticos a los que coyunturalmente se sumaron (como suelen justificarse) para ofrecer mente y cuerpo a la causa noble que tanto han exaltado; despotricarán contra esos indios que a final de cuentas decidieron tomarles la palabra y competir, también, en la trinchera electoral; o, en el colmo del cinismo, no se darán por enterados, y seguirán en sus partidos políticos, aspirando a un cargo por el cargo en sí, pero envueltos en la bandera de la lucha indígena, con sus playeras del EZ, Marcos y toda la cosa. No reconocerán su incongruencia ni su oportunismo. Dirán que los pobrecitos no saben lo que hacen (ya ven, la inexperiencia, propia de los indígenas que seguramente habrán sido engañados por el malvado de Marcos, resucitado en Galeano).

Veo una jugada brillante en la declaración del CNI-EZLN que bien podría titularse: "Manual para desenmascarar farsantes" o "Somos o no somos". Por supuesto que estaré atento de la respuesta de los admiradores del EZLN, hoy vestidos de morenos o amarillos. Tendrán que idear la excusa perfecta para no ser tachados de incongruentes.

"¿Por qué hasta ahora?", preguntarán enfadados algunos. Sencillamente, porque hasta el 2018 será legalmente posible postularse por vía legal a la Presidencia de la República sin necesidad de los institutos políticos. Aunque lo hubiesen deseado, ni el EZLN ni el CNI hubiesen podido aparecer en la boleta electoral sin tener que pactar con alguno de los partidos. 

Baste recordar que en 1997, el EZLN fijó una postura acerca de las elecciones: “En coyunturas electorales o fuera de ellas, nuestra posición política es y ha sido clara. No es partidaria pero tampoco es antipartido, no es electoral pero tampoco es antielectoral. Es contra el sistema de partido de Estado, es contra el presidencialismo, es por la democracia, la libertad, la justicia, es de izquierda, es incluyente, es antineoliberal”.

Saludo afectuosamente a los firmantes. Declaro no simpatizar del todo con su causa, pero sí respetarla, hoy más que nunca. Ojalá logren su propósito. PD: Tal vez vote por su candidata.