A un mes de la masacre

Gubidxa Guerrero

[Texto publicado en Enfoque Diario, el martes 28/Oct/2014]

El viernes 26 de septiembre, pasadas las 8 de la noche, llegaron a la ciudad de Iguala, en la región norte del Estado de Guerrero, varios camiones con decenas de estudiantes provenientes de Tixtla, cercana a la capital.
Habían salido alrededor de las seis de la tarde de la Normal Rural “Raúl Isidro Burgos”, ubicada en la ex Hacienda de Ayotzinapa, habilitada como escuela formadora de maestros por el gobierno del General Lázaro Cárdenas del Río. 
Viernes por la noche, en pleno informe de actividades de la Presidenta del DIF local, María de los Ángeles Pineda de Abarca, hermana de dos conocidos líderes del cártel ‘Guerreros Unidos’. Y la pregunta obvia es: ¿qué fueron a hacer? La respuesta no resulta tan natural: “fueron a botear”, “fueron a tomar autobuses para la marcha del 2 de octubre de 2014”. ¿Hasta Iguala? Podrían haber realizado ambas cosas en Chilpancingo, ciudad cuatro veces más grande que Iguala, ubicada a 10 minutos de su escuela…
Lo cierto es que la respuesta fue brutal; totalmente desproporcionada; criminal. Esa misma noche la policía igualteca se enfrentó con los normalistas a las afueras de la ciudad, matando a tres de ellos, así como a otras tres personas (dos que viajaban en un autobús de un equipo de fútbol y una mujer que murió durante el fuego cruzado). Los estudiantes se reorganizaron y alrededor de la media noche realizaron una rueda de prensa para denunciar los hechos. A su vez, recibieron apoyo de otros jóvenes que salieron de Ayotzinapa al enterarse de la agresión. El evento fue baleado.
Iguala no durmió esa noche. Durante la madrugada del sábado 27 de septiembre fueron detenidos 43 estudiantes normalistas. Los subieron a varias patrullas y recorrieron algunos kilómetros hasta la comandancia municipal, tal como captó una cámara de seguridad ubicada en una importante vialidad. Al amanecer nadie conocía su paradero. 
A pesar de que varios medios alertaron de la desaparición de los normalistas, casi ningún medio estatal reportó el hecho. El tema no se volvió escandaloso hasta después de una semana, pues en esos momentos parecía más importante la movilización de los alumnos del Instituto Politécnico Nacional (IPN).
Sin embargo, en esta columna de Enfoque Diario, el lunes 29 de septiembre publicamos un texto titulado “Matanza en Iguala”, condenando los hechos y exigiendo el esclarecimiento del cobarde asesinato.
Hoy, es el tema más importante en la agenda política nacional. A un mes de la masacre no se sabe nada de los desaparecidos. Aunque la exigencia es que los presenten con vida, se sospecha que hayan sido asesinados.