Gubidxa Guerrero
[Texto publicado en Enfoque Diario, el miércoles 19/Nov/2014]
La coronación de una reina en las famosas velas zapotecas se ha convertido en un acto político de primer orden. Desde hace cuando menos una década se escoge tanto a la reina como a quien habrá fungir de padrino o madrina de coronación.
Las velas más disputadas son aquellas que cuentan con mayor renombre y tradición. En primerísimo lugar están las festividades de abril-mayo, especialmente las que se realizan durante la última semana de mayo: la de San Vicente Ferrer Gola (Sur y Norte), las de San Isidro, la Vela Biaadxi, entre otras.
Pero en Juchitán no hay velas únicamente en primavera, sino que prácticamente todo el año se realizan estas peculiares fiestas nocturnas.
Yo mismo tuve el honor de participar. En mayo del año pasado puse una corona de plata, con diseño de guiexhuubas, sobre la cabeza de Cyntia Aquino Santiago en la vela más concurrida de todas: la de San Vicente Ferrer Gola, lado Sur, ante más de siete mil asistentes. Pero mi caso fue una rara excepción, porque mientras su servidor coronaba a la del ‘lado sur’, el diputado federal, precandidato del PRI a la gubernatura, Samuel Gurrión Matías, lo hacía con la del ‘lado norte’, a pocos kilómetros. El senador Benjamín Robles Montoya, diputados locales y federales también tuvieron el honor de coronar. Distinción que, se dice, a algunos les costó dinero.
Lo que está dando de qué hablar en estos días es el penoso altercado que se vivió durante la realización de la Vela de las Auténticas Intrépidas Buscadoras del Peligro el sábado 15 de noviembre por la noche, en pleno puente por la conmemoración del inicio de la Revolución Mexicana (para que no se nos olvide).
Se dice que la Mesa Directiva de la Sociedad de la Vela de las Intrépidas tenía acordado que coronaría Saulo Chávez, alcalde espinaleño por el PRI, partido político cercano a la comunidad muxe’ desde hace décadas. Tanto así, que el líder moral de las Intrépidas, Óscar Cazorla, es un reconocido priísta. Pero se dice, asimismo, que la reina y su círculo cercano tenía una opinión distinta ―y una filiación política diferente, por supuesto― y prefirió que la coronara el precandidato del PRD a la gubernatura, Benjamín Robles Montoya.
El altercado provocó momentos angustiantes para socios y la misma reina. En las cercanías del templete había diputadas de uno y otro partido, así como colaboradores cercanos. El acto finalmente se realizó en silencio y con las luces apagadas, cuando Robles Montoya coronó a una reina que casi nadie vio.
Lo anterior debe invitar a replantear el papel de los políticos en las festividades comunitarias. La distinción que otorga una Vela es innegable, pero el costo que puede provocar es muy alto: división y discordia...