Hace un par de meses, después del asesinato en Teherán de Ismail Haniyeh, Primer Ministro del gobierno de Hamas en la Franja de Gaza, y de Seyed Fuad Shukr, alto comandante de Hezbolá, en Beirut, advertí que se avecinaba una Guerra Total en Asia Occidental.
Mucho se ha elevado el nivel de la confrontación desde entonces. El domingo 25 de agosto de 2024, el ‘Partido de Dios’ respondió al asesinato de su comandante atacando la Base Glilot, una sede de inteligencia israelí, que incluye la Unidad 8200, a poca distancia de Tel Aviv, en una operación que denominó ‘Día de Arbaín’, porque coincidió con los ‘cuarenta días’ del martirio del Imam Hussein, nieto del Profeta Muhammad; golpe que causó más de veinte muertes, según aceptó el gobierno de Netanyahu varios días después. En el discurso alusivo, el Secretario General de Hezbolá, Hassan Nasrralá, expresó contundente: “No abandonaremos a Gaza, su pueblo, Palestina y los lugares sagrados de la nación en Palestina, independientemente de las circunstancias, los desafíos y los sacrificios”.