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Panorámica de Guiengola / Fotografía.- Cristian Tónchez Orozco |
Por Gubidxa Guerrero
Todos saben de los egipcios o de los griegos. Alguna información tenemos acerca de China antigua, o del Imperio Romano. También poseemos datos elementales sobre los incas, los mayas o los aztecas. Ni qué decir de la historia de los Estados Unidos, de Europa, o de las guerras mundiales.
Cada pueblo, al menos en teoría, investiga, sistematiza y promueve su propia historia. La transmite celosamente a las nuevas generaciones, para que con ese conocimiento se forje un espíritu colectivo de pertenencia y de amor por lo propio. Para que de esta manera, las metas que cada nación se trace sean más factibles a la vista del devenir en el tiempo.