Gubidxa Guerrero
[Texto publicado en Enfoque Diario, el sábado 01/Mar/2014]
Recibí la llamada telefónica de Ana Laura Palacios Cepeda, Responsable del área audiovisual del Comité Melendre. Durante la conversación me hizo notar la importancia de realizar un trabajo documental sobre el sitio arqueológico de Guiengola. “¿Cuánta gente que ha visitado la zona no dispone de información elemental sobre el lugar? O peor aún: ¿cuántas personas que habitan en los pueblos y ciudades de nuestra región, ni siquiera lo conocen?”; algo más o menos así me dijo ella.
Le comenté que Enfoque Diario publicó tiempo atrás, en la sección Faro Cultural (en la que me honro de escribir cada fin de semana), dos artículos alusivos: “El sitio arqueológico de Guiengola”, y “La guerra de Guiengola”. En ellos traté brevemente algunos aspectos de la historia y la arquitectura del lugar.
Si bien, dichos textos serán una herramienta útil, apenas servirán como una referencia para el trabajo audiovisual que se pretende realizar; pues no sólo se hablará del sitio ―de su historia y de los avatares del tiempo―, sino que se presentarán imágenes fotográficas y en video para que las personas que no lo conocen, puedan viajar a él a través de una pantalla de televisión, de la computadora o de una pared donde se reproduzca el video.
En estos días realizaremos las visitas de rigor a la zona. Subiremos hasta la cima de la montaña, que significa en lengua zapoteca ‘Cerro de la piedra grande’, y en donde, a más de mil metros de altura, se encuentra un pequeño bosque de pinos. Recorreremos las veredas por las que nuestros antepasados construyeron fortificaciones a manera de trincheras para resistir mejor la invasión de los guerreros de la Triple Alianza, integrada por Tenochtitlan, Texcoco y Tlacopan.
Andaremos por el ‘camino viejo’, que va de Tehuantepec a Mixtequilla, y de ésta población a Jalapa del Marqués. Subiremos a las faldas del cerro por el Guiigu’ ro’ Guizii (Río grande de Tehuantepec), por un camino escondido que muy poca gente conoce. Ingresaremos a las cuevas ―sagradas para nuestro pueblo― en donde, según cuenta una vieja leyenda, nuestro monarca Cosijoeza (Gusiguesa / ‘Rayo de pedernal’) construyó estanques para criar peces y alimentar a su pueblo. Subiremos sobre algunos montículos desde donde se aprecia mejor la plaza, que está a más de 400 metros de altura sobre el nivel del mar, y que fue construida a base de ingenio, disciplina y rudo trabajo.
Ya se pueden imaginar el resultado final. Tendremos una herramienta novedosa para transmitir a las nuevas generaciones parte del conocimiento sobre nuestro pasado y sobre nuestro patrimonio histórico y arqueológico. Estén pendientes.