Gubidxa Guerrero
[Texto publicado en Enfoque Diario, el lunes 24/Feb/2014]
El sábado se conoció la noticia. No fue un medio mexicano quien dio a conocer la detención del narcotraficante más buscado del mundo, sino una agencia de noticias internacional: AP. Después de varias horas, fue el mismo Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, quien confirmó lo que ya se estaba difundiendo en el mundo.
El domingo, no hubo diario local, nacional o internacional que no anunciara en titulares que Joaquín Guzmán Loera, más conocido como El Chapo Guzmán, había sido aprehendido en un hotel de Mazatlán, en el Estado de Sinaloa. Con ello se cerraba un capítulo que se abrió cuando el mismo personaje se fugó, sin disparar un tiro, de un penal de máxima seguridad.
El Chapo Guzmán era más que uno de los hombres más poderosos del Cártel del Pacífico, donde su compadre Ismael El Mayo Zambada toma las decisiones cruciales: era un mito viviente. El último gran narcotraficante, que alimentó su leyenda cuando burló al gobierno panista de Vicente Fox Quesada, escapándose de quienes lo tuvieron recluido ocho años.
Aquellos hechos generaron todo tipo de especulaciones. Que si con eso Guzmán Loera había sido ungido como el capo "oficial” del panismo; que si hubo un acuerdo de altos niveles para que el Chapo retomara las riendas de la organización; que si su excarcelación se debía a que los estadounidenses estaban a punto de extraditarlo…
Lo cierto es que la figura del Chapo quedó como una mancha en los 12 años que gobernó el Partido Acción Nacional.
Después de la muerte de Osama Bin Laden, las agencias de seguridad norteamericanas colocaron a Joaquín Guzmán como “el hombre más buscado del mundo”, más por lo que representaba para el imaginario popular, que por el poder real que tuviera. Es sabido que quien co-gobernaba con él era su compadre Zambada, de perfil más bajo, quien jamás ha pisado la cárcel y quien, se dice, “lo sacó” del presidio.
La revista Forbes catapultó la fama del narcotraficante que acaba de ser detenido, al colocarlo en la lista de los hombres más ricos del planeta, lo que aumentó los deseos de su detención.
La reciente captura es una noticia que será capitalizada por todo mundo: yanquis y mexicanos. Para la administración de nuestro país, que fue severamente cuestionada en los foros internacionales por la guerra michoacana, la fotografía del Chapo rodeado de sus captores, le dice al mundo que se está avanzando en el combate al crimen organizado. Algo que ni Felipe Calderón, con todo y su estrategia que costó 100 mil muertos, pudo conseguir.
Muy pocos piensan que la detención haya sido casual. Es un reajuste que beneficia indirectamente al Mayo Zambada, que es confirmado como jefe indiscutible del Cártel del Pacífico. Es una renovación acorde a los nuevos tiempos de la política mexicana, que incluye la excarcelación de Rafael Caro Quintero (que no se nos olvide). El narcotráfico, por supuesto, no termina. Al contrario.