Gubidxa Guerrero
[Texto publicado en Enfoque Diario el martes 04/Abr/2017]
Mucho se habló de la necesidad de un puerto aéreo para la región istmeña. Se barajó la posibilidad de construir uno en terrenos de Tehuantepec, allá por el rumbo de Santa Cruz Tagolaba. También se consideró la opción de rehabilitar el aeropuerto de Salina Cruz, o de abrir a la aviación civil la Base Aérea Militar número 02. Finalmente, se optó por esta última alternativa.
Conocido actualmente como aeropuerto de Ciudad Ixtepec, esta terminal aérea funciona en el territorio donde colindan los municipios de Ixtaltepec, Comitancillo, San Blas Atempa y Juchitán de Zaragoza. Su acceso se ubica a poca distancia del tramo conocido como ‘Pepe y Lolita’ de la Carretera Transístmica, entre Tehuantepec y Juchitán. Es muy probable que a partir de su reinauguración, a fines de abril, sea conocido como Aeropuerto del Istmo, pues, como dijimos, se encuentra en el centro de varias importantes poblaciones istmeñas y será utilizado por personas de diversas localidades.
Muchos pasajeros de los aeropuertos de Huatulco, Tuxtla Gutiérrez y Oaxaca de Juárez proceden del Istmo de Tehuantepec. Empleados calificados de distintas empresas llegan a la planicie costera desde las mismas terminales. Era forzoso, por tanto, que se retomara nuestra región como destino de llegada.
Las reacciones no se han hecho esperar. Los usuarios de redes sociales han manifestado su beneplácito, casi unánimemente; aunque uno que otro no deja de expresas su molestia. Es sabido que quienes más utilizan Facebook y Twitter son jóvenes. Se deduce entonces, que no todos están enterados de que en nuestra región durante muchos años se tomaron vuelos hacia distintos puntos de la república.
Acostumbrados a asociar aviones a progreso, muchos simplemente piensan que un aeropuerto es símbolo de modernidad. Siendo así, sería preciso decir que hace cincuenta años el Istmo era más “moderno” que ahora, pues se daban vuelos comerciales.
Pero no es exacto. En nuestra región, efectivamente, había más paz social y mejores condiciones políticas. No existían la Cocei ni la Sección 22, ni había un sinnúmero de líderes y organizaciones que bloquean las vialidades e invaden terrenos cuando les place. Tomando en cuenta el contexto nacional, el Istmo de Tehuantepec era una de las mejores zonas del país, económicamente hablando. Funcionaban óptimamente las salineras, la arrocera, la calhidra, los ingenios azucareros y el campo en general, además de otras empresas productivas.
Además de su envidiable situación estratégica, la planicie costera istmeña cuenta ahora con una refinería y una importante presa. Actualmente hay más de una veintena de parques eólicos y muchas tiendas departamentales, además de una producción ganadera al alza. Con las llamadas Zonas Económicas Especiales el Istmo atraerá, indudablemente, más dinero y personas. Quién sabe si, necesariamente, más bienestar.
Los aeropuertos no son malos ni buenos por sí mismos. Son, en todo caso, espacios necesarios para facilitar el acceso y salida de individuos. Que un viaje de Juchitán a la Ciudad de México se pueda realizar en dos horas, en lugar de doce, me parece magnífico. Pero resulta preciso que autoridades y organizaciones políticas actúen con responsabilidad, manteniendo esta terminal aérea ajena a sus disputas; evitando bloquear su acceso, como suele suceder en la capital del Estado.
Lo que verdaderamente constituirá no sólo un símbolo, sino un síntoma de progreso, será la libre utilización de este centro de comunicación. Y su uso masivo, quizás logre servir para la mejora económica general.