La Diosa de las Nutrias

Ilustración: Gregorio Guerrero
Gubidxa Guerrero

Cuando los zapotecas llegaron a la planicie costera del Istmo de Tehuantepec hallaron dos ríos caudalosos. Uno de ellos es el famoso Río Grande, que pasa entre dos altos cerros: el de Las Pilas y el de Guiengola. Sus aguas alimentaron durante varias lunas a los valientes guerreros que combatieron contra los mexicas por defender el reino zapoteca. Este río, también conocido como Guiigu’ ro’ Guizii, pasa cerca de Mixtequilla, pueblo fresco donde se sembraba cacao, que alguna vez fue propiedad de los últimos reyes binnizá. Finalmente, atraviesa apaciblemente la ciudad de Tehuantepec, para transitar al lado de la Villa de San Blas Atempa.

El otro gran afluente es el Río de las Nutrias, o Guiigu’ Bi’cunisa, que baja desde las montañas de los mixes atravesando pueblos a lo largo de su cauce. Justo al llegar a la planicie, pasa por Laollaga, Chihuitán, Ixtepec, Ixtaltepec, El Espinal, Juchitán y Xadani. Por ignorancia del idioma zapoteco, este río hermoso fue conocido como Río de los Perros; porque en lengua de las nubes 'nutria' se dice Bi’cunisa (literalmente 'Perro de agua'). Y así los fuereños pensaban que en sus aguas retozaban los canes. 
   
Mi abuelo platicaba que de niño todavía vio algunas nutrias. Él decía que eran seres juguetones, con la piel suave y un canto chillante. Afirmaba que algunas llegaban hasta cerca de la playa nuestra. Las nutrias llenaban de vida las aguas cristalinas del río. Mi abuelo siempre se preguntó de dónde provenían; de qué pueblo o lugar exactamente.
   
Hace tiempo fui a la fiesta de Ixcuintepec, allá en la nación ayuuk. Mi madre nos llevó, a mi hermana y al que esto escribe, para cumplir una manda por cierta promesa que ella hiciera. Salimos de Ixtepec, pasamos por Chihuitán, Laollaga y comenzamos un ascenso que nos condujo por Guienagati, Guevea, y otros pueblos zapotecas serranos. Después de un tiempo, llegamos a la casa de la Virgen de la Concepción, que gente de muchas comunidades celebra cada ocho de diciembre.
   
Ahí supe que el río que nace de una cueva cercana se bifurca en dos: uno se va rumbo al norte, y otro hacia la Mar del Sur. Una señora me contó que de la cueva donde brota el agua, la Diosa que la habita hace que de sí surjan unos perritos acuáticos que, de cuando en cuando, salen rápidamente para zambullirse en las pozas cercanas de agua helada. Algunos se alejan y nadan por las montañas, río abajo.
   
Sospecho que las nutrias que los abuelos conocieron eran de la Diosa que habita aquella cueva. Tal vez ella los dejaba libres para que nos alegraran la vida y embellecieran nuestro río. Pienso que los zapotecas que vivimos cerca del Guiigu Bi’cunisa deberíamos visitarla más seguido para que nos mande nuevamente algunas nutrias que hagan nuestra existencia más dichosa…

PD: Por cierto, Ixcuintepec significa en lengua náhuatl: 'Cerro del Perro'.


Diciembre de 2012