Fotografía tomada del Muro de Facebook de José Rafael López Cabrera |
Gubidxa Guerrero
[Texto publicado en Enfoque Diario, el martes 10/Dic/2013]
“Ayer lunes, el municipio de Matías Romero estuvo a punto de sufrir una tragedia”. Así comenzaba mi columna, pues la estaba redactando antes de saber que Urbano Rodríguez Onobom, de 41 años de edad, perdió la vida en el enfrentamiento entre taxistas y mototaxistas en las inmediaciones de una escuela, en la colonia Pueblo Nuevo.
El trasfondo es el mismo que convirtió a Juchitán en un pueblote: los mototaxis. Los intereses muy similares: el de unos cuantos líderes que pretenden aprovecharse de la buena fe de la gente.
Ante la injustificable omisión de las autoridades estatales, los ciudadanos vieron cómo se incendiaban varios vehículos, se arrojaban piedras, se realizaban disparos y se blandían machetes. Y es que el mototaxi, como modalidad de transporte público, está llegando a la ciudad ferrocarrilera cuyos concesionarios de taxis se encuentran alertas ante un posible crecimiento desproporcionado, como sucedió en otras poblaciones istmeñas.
¿Recuerdan cuando los líderes mototaxistas juchitecos afirmaban que sólo se daría el servicio en la periferia? ¿Se acuerdan de cómo buena parte de la población los apoyó sabiendo que cubrirían una necesidad de transporte? Y así como aquéllos recibieron el respaldo ciudadano, traicionaron a las mayorías rompiendo toda clase de acuerdos y cayendo en las mismas prácticas que los ruleteros. Lo mismo sucedió en Asunción Ixtaltepec y Ciudad Ixtepec, donde se presentaron conatos de violencia, que fueron oportunamente remediados en sendas negociaciones.
Ahora parece repetirse la historia en Matías Romero. En dicha población, donde confluyen zapotecas, mixes y zoques, desde hace algunos meses los concesionarios de taxis se encuentran alertas pues no quieren que se les tome desprevenidos. Algunos líderes mototaxistas, sin embargo, han ido penetrando sigilosamente en las poblaciones aledañas para poder ingresar de lleno al núcleo urbano.
Entre dimes y diretes la situación se había mantenido bajo control, hasta ayer… Todavía no se sabe a ciencia cierta qué detonó el enfrentamiento. Pero lo que haya sucedido no es más que la pantalla detrás de la que se encuentra un problema de fondo: el jugoso negocio que los mototaxis representan para algunos dirigentes sin escrúpulos y, sí, también para el gobierno estatal; pues para nadie es un secreto que algunos funcionarios que trabajan con Gabino Cué están “relacionados” con ciertos líderes y empresarios dedicados al negocio. A ello se suele atribuir la indolencia con que reaccionan las corporaciones policíacas estatales.
Pero la gravedad de lo acontecido ayer en Matías Romero obligará a que las autoridades cumplan con su obligación, ya sea regulando el transporte o impidiendo, de plano, el ingreso de cientos de mototaxis.
Ojalá la concordia reine en esa ciudad hermana. Una vida no vale los negocios ni la arbitrariedad de unos pocos...