Por Gubidxa Guerrero
[Texto publicado en Enfoque Diario, el jueves 20/Dic/2012]
Estamos en la recta final del año. Nos encontramos en los días en que regresan al terruño miles de estudiantes y trabajadores que residen en distintas partes de la República. Diciembre huele a pólvora y a mercado; a compras.
Todavía no arranca formalmente la temporada vacacional, pero decenas de personas comienzan a quejarse del pésimo trato recibido por los amigos taxistas, muchos de los cuales no quieren brindar el servicio colectivo, especialmente en la ciudad de Juchitán.
“Sólo especial” dicen algunos malos conductores, queriendo optimizar al máximo las ganancias; aprovechando la elevada afluencia de peatones. Se les olvida que el año tiene doce meses, y que según el trato que den a la ciudadanía en estas semanas, será el que reciban de ésta en 2013.
Baste recordar el apoyo que en un principio recibieron los mototaxistas, debido a la inconformidad que los habitantes tenían por el trato despótico de algunos choferes de distintos sitios. ¿Quieren los señores del volante enemistarse nuevamente con los usuarios?
Debemos entender que la mayoría de los visitantes que nos acompañarán durante estas semanas son nuestros parientes, mismos que desean encontrar un trato adecuado. Ahora es cuando todas las personas que brindan algún tipo de servicio deben aprovecharlo para cambiar el rostro de nuestra región. Porque los abusos no se dan solamente en el transporte público, sino en la venta de productos y en distintos establecimientos: desde un restaurante, hasta las tiendas de ropa.
El Istmo de Tehuantepec tiene gente capaz y sobresaliente. Así como existen muchos temas de rezago, hay muchísimos aspectos positivos destacables. Diciembre debe dejar de ser el mes del abuso para convertirse en el mes del buen trato. No queramos hacer nuestro agosto en el último mes, porque resultará contraproducente.
Aprovechemos la afluencia de tantos paisanos para elevar las ventas, conservando los precios y la amabilidad que debe caracterizar a todo comerciante. El esfuerzo valdrá la pena, y nuestros hermanos lo sabrán agradecer.
De cualquier manera, la Profeco debe estar más alerta que nunca, para defender los derechos de los consumidores. Eso jamás estará de sobra.