Enrique Peña Nieto al presentar la nueva estrategia de seguridad |
Por Gubidxa Guerrero
[Texto publicado en Enfoque Diario, el martes 18/Dic/2012]
Tuvieron que transcurrir varios días antes de que el Presidente de México, Enrique Peña Nieto, presentara su nueva estrategia de seguridad.
Desde antes de la toma de posesión se sabía de su intención de subordinar la antigua Secretaría de Seguridad Pública (SSP) a la Secretaría de Gobernación (Segob), lo que no implicaba, según esto, que el tema se relegara, sino más bien que se enmarcara en un plan integral que pasara forzosamente por el despacho del encargado de la política interna.
Por dicha razón, Manuel Mondragón ―hasta hace unas semanas Secretario de Seguridad Pública del Distrito Federal― quedó supeditado a Miguel Ángel Osorio Chong, quien con las recientes reformas aprobadas por el Congreso es formalmente encargado de la paz y la gobernabilidad de todo el país.
Seis ejes marcarán la “Política de Estado por la Seguridad y la Justicia de los Mexicanos”: Planeación, Prevención, Promoción y Defensa de los Derechos Humanos, Coordinación, Transformación Institucional y Evaluación.
Destaca la creación de la Gendarmería Nacional. que inicialmente contará con 10 mil elementos distribuidos en puntos estratégicos de nuestro país.
En el Salón de Tesorería de Palacio Nacional, donde se reunió el Consejo Nacional de Seguridad, el Presidente afirmó: “No habrá improvisación, y habrá fechas precisas para evaluar las principales metas. Vamos a planear la política y los cambios institucionales de largo y mediano plazo”.
Hasta acá nada merecería rechazo. Quizá tal vez una observación por el nombre de la súper-policía, que aunque les cueste reconocer, es la antigua Policía Federal Preventiva (PFP) pero con denominación con reminiscencias sudamericanas (en ese caso mejor le hubiera puesto Rurales, como en tiempos de Don Porfirio).
Con este acto se cierra el primer ciclo del Gobierno de Peña ―similar a una luna de miel― caracterizado por la sana relación entre dicha administración y sus opositores. Debe comenzar ahora el seguimiento puntual de los grandes anuncios. Porque de una buena intención al cabal cumplimiento, hay un gran trecho.
Enrique Peña Nieto ha sabido rodearse de personas capaces. Está buscando la conciliación por sobre todas las cosas. Sin embargo, y a riesgo de parecer pesimista, debo decir que a él corresponderá encabezar la ejecución de las políticas públicas que tan amenamente se están presentando (por algo es el titular del Poder Ejecutivo).
Destaca la creación de la Gendarmería Nacional. que inicialmente contará con 10 mil elementos distribuidos en puntos estratégicos de nuestro país.
En el Salón de Tesorería de Palacio Nacional, donde se reunió el Consejo Nacional de Seguridad, el Presidente afirmó: “No habrá improvisación, y habrá fechas precisas para evaluar las principales metas. Vamos a planear la política y los cambios institucionales de largo y mediano plazo”.
Hasta acá nada merecería rechazo. Quizá tal vez una observación por el nombre de la súper-policía, que aunque les cueste reconocer, es la antigua Policía Federal Preventiva (PFP) pero con denominación con reminiscencias sudamericanas (en ese caso mejor le hubiera puesto Rurales, como en tiempos de Don Porfirio).
Con este acto se cierra el primer ciclo del Gobierno de Peña ―similar a una luna de miel― caracterizado por la sana relación entre dicha administración y sus opositores. Debe comenzar ahora el seguimiento puntual de los grandes anuncios. Porque de una buena intención al cabal cumplimiento, hay un gran trecho.
Enrique Peña Nieto ha sabido rodearse de personas capaces. Está buscando la conciliación por sobre todas las cosas. Sin embargo, y a riesgo de parecer pesimista, debo decir que a él corresponderá encabezar la ejecución de las políticas públicas que tan amenamente se están presentando (por algo es el titular del Poder Ejecutivo).