José F. Gómez en su campamento. |
Por Gubidxa Guerrero
[Texto publicado en la revista Bacaanda', Vol. 2, Enero de 2007]
Líder zapoteca, abogado de profesión, que sostuvo una lucha en todos los campos, por mantener los márgenes de autonomía de su comunidad. Éste es José F. Gómez, quien se desempeñó como Juez en distintos Estados del país, y a quien, al regresar al terruño, sus paisanos designaron como máximo dirigente de su pueblo.
Nació en Juchitán en 1858. Hijo de Gregorio Gómez, y Rosalía López. Estudió Derecho en la ciudad de Oaxaca, y participó en círculos maderistas, previo al levantamiento armado del 20 de noviembre de 1910.
Vivió en carne propia los abusos de la represión sufrida por los zapotecas en el siglo XIX, ya que su madre ―junto con cientos de mujeres― fue deportada en el año 1882 a la selva de los Chimalapas, como represalia por el levantamiento armado encabezado por Ignacio Nicolás, Mexu Chele.
Fueron parte de su niñez, los enfrentamientos que se libraron en Guidxiguié’ (Juchitán), cuando los franceses llegaron en 1866, siendo derrotados en las inmediaciones de Igú’, cuando Félix Chato Díaz (hermano de Don Porfirio) incendió Juchitán para combatir a Binu Gada en 1870, o cuando Mexu Chele se rebeló contra el Gobierno del Estado en 1882.
Para todo juchiteco de su época la guerra era parte de la vida cotidiana. No nos extrañe, pues, el desenlace que tuvo la vida del Licenciado Che Gómez, quien al encontrar cerradas las vías institucionales para mejorar las condiciones materiales y políticas de su pueblo, tuvo que levantarse en armas el jueves 2 de noviembre de 1911.
Todo comenzó con una promesa de la Revolución Maderista: caída la dictadura, los ciudadanos elegirían a sus propias autoridades. En Oaxaca eso se traducía a ya no más imposiciones de Jefes Políticos extraños a las regiones y desconocedores de las problemáticas locales. En Juchitán, José F. Gómez habían sido nombrado Presidente Municipal interino, concretándose parte de una promesa revolucionaria. Posteriormente Che Gómez fue designado por aclamación popular Jefe Político de su demarcación. Pero en octubre de 1911, el Gobernador del Estado, Benito Juárez Maza, lo destituyó, nombrando en su lugar a Enrique León, personaje que los juchitecos creyeron emparentado con otro de funesto recuerdo (Pancho León), destacado por la firmeza con que combatió a los rebeldes del Istmo en 1882. Esto era lo que los juchitecos necesitaban para tener motivos suficientes de insurrección.
Exigiendo la creación de un Territorio Federal, la mañana de 2 de noviembre miles de zapotecas (había hombres de Tehuantepec, Ixtaltepec, Unión Hidalgo, Xadani, Chihuitán, entre otros poblados) pusieron sitio al Cuartel “Carlos Pacheco”, y se desataron batallas cruentas que se mantuvieron en el centro del pueblo hasta el día 6.
Cuartel "Carlos Pacheco". |
Más de quinientos muertos se contaron entre atacantes y sitiados. Los zopilotes volaban sobre el pueblo, y los cadáveres se hallaban insepultos por las calles de Juchitán. Che Gómez y los suyos se retiraron al oriente de la población, desde donde amagaban constantemente a las tropas que les hacían frente.
Los acontecimientos tuvieron impacto en la opinión pública nacional. En los periódicos se vieron con horror las imágenes de las batallas. Los impactos de bala y los cañonazos destruyeron algunos edificios céntricos y la población quedó casi desierta.
Francisco I. Madero (quien tomó posesión como Presidente de México el 6 de noviembre), envió un emisario a los rebeldes. Se cuenta que entregó por medio de éste, un salvoconducto a José F. Gómez para que, acompañado de una pequeña escolta, se dirigiera a la capital del país a conferenciar con él.
A un mes de la rebelión, Che Gómez salió con rumbo a la Ciudad de México. Abordó el ferrocarril en San Jerónimo, Ixtepec. El Gobernador del Estado ordenó la detención del caudillo; cuando los comandantes de las diferentes guarniciones le mencionan la imposibilidad de cumplir esa orden por contar el licenciado con un salvoconducto de Madero, Juárez Maza, mandó a las autoridades civiles de los diferentes pueblos a que cumpliera con la detención, argumentando que debían obedecer exclusivamente las disposiciones del Gobierno del Estado y no las del Presidente de México. Puesto que los rebeldes exigían la separación de los Distritos de Juchitán y de Tehuantepec respecto del Estado de Oaxaca, el Gobierno Federal no tenía injerencia en el asunto, aseguraba el Gobernador.
Rebeldes zapotecas chegomistas. |
Che Gómez fue detenido en Matías Romero junto con su escolta y conducido en tren con destino desconocido. El 5 de diciembre de 1911 fue ejecutado con ocho de sus hombres, presentando 52 impactos de bala en el cuerpo. Dos miembros del grupo que lograron saltar del tren con las manos atadas a la espalda dieron el testimonio. Los hombres fueron enterrados en Chihuitán, y posteriormente trasladados al atrio de la Parroquia de San Vicente Ferrer, en Juchitán, en donde descansan hasta el día de hoy.
La lucha de José F. Gómez es continuada por Felipe López y por los juchitecos humildes. En 1919, su bandera la retoma un joven de 24 años llamado Heliodoro Charis Castro, quien trascendió las fronteras regionales en su empeño de conseguir el respeto de los zapotecas más allá del Estado, así como por traer escuelas, hospitales, y todas aquellas mejoras materiales y sociales con las que los abuelos soñaron…