Gubidxa Guerrero
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) cuenta con 193 países miembros de pleno derecho. En teoría, la ONU es el máximo órgano para dirimir los conflictos del planeta. De hecho, surgió como consecuencia directa de la Segunda Guerra Mundial.
Tanto jurídica como legítimamente la Asamblea General de la ONU es la autoridad más importante al interior de dicha Entidad, pues en ella están representados en igualdad de condiciones, tanto los Estados pequeños como las poderosas potencias.
Ayer martes [13/Nov/2012], 188 de 193 países votaron en contra del embargo económico impuesto contra la República de Cuba por parte Estados Unidos de América desde hace 50 años. Únicamente tres naciones se opusieron a la resolución condenatoria: naturalmente, Estados Unidos, así como su principal aliado en Medio Oriente, el Estado de Israel, y Palau, país de unos cuantos habitantes, que respalda en todo a su patrocinador. Solamente dos Estados prefirieron abstenerse.
El mensaje es claro y contundente: ningún país puede imponer a otros, restricciones que violen sus más elementales derechos. Y es que Estados Unidos no sólo decidió suspender sus relaciones comerciales y políticas con la mayor de las Antillas, sino que, abusando de su poder, prohibió a otros países todo trato comercial con la isla. Lo anterior generó pérdidas multimillonarias a Cuba, pero lastimó los derechos de quienes querían invertir o mercar con ella.
Si el sistema político global fuera justo, bastaría una resolución abrumadoramente mayoritaria para invitar a que una potencia cambiara su actitud. Sin embargo, ninguna exhortación podrá hacer que el coloso de las barras y las estrellas modifique su política hacia el régimen cubano.
El acto de ayer fue más simbólico que otra cosa. Pero ahora que acaban de efectuarse elecciones en Estados Unidos y que el presidente afroamericano fue relecto, ¿podríamos albergar la esperanza de un cambio sustancial en su política exterior?
Si el vecino del norte quiere seguir manteniendo la supremacía debe reconocer que existen Estados soberanos en igualdad de derechos, con los que es posible coexistir en un marco de respeto y diálogo. Ojalá Obama entienda el mensaje que acaba de emitir el mundo.
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Texto publicado en Enfoque Diario el miércoles 14/Nov/2012.