El Embajador de Rusia en Torquía fue asesinado a tiros |
Gubidxa Guerrero
[Texto publicado en Enfoque Diario el martes 20/Dic/2016]
El 28 de junio de 1914 el heredero de la corona del Imperio austrohúngaro, el archiduque Francisco Fernando, fue asesinado en Sarajevo, capital de la provincia imperial de Bosnia y Herzegovina. El atentado fue perpetrado por un nacionalista bosnio que contó con el respaldo del aparato de inteligencia serbio, país que buscaba extender su influencia en los Balcanes a costa de Austria-Hungría. La consecuencia directa del magnicidio fue el comienzo de la Gran Guerra, conocida posteriormente como Primera Guerra Mundial, el conflicto bélico más mortal hasta ese entonces, puesto que se emplearon modernas armas como ametralladoras y aeroplanos.
El 7 de noviembre de 1938 fue baleado Ernst Eduard vom Rath, secretario de la embajada alemana en París, muriendo dos días después. El autor del atentado fue un joven judío polaco de origen alemán. El homicidio provocó una serie de disturbios en la Alemania nazi, en la que decenas de comercios de propietarios judíos fueron afectados, conociéndose el episodio como la Noche de los Cristales Rotos.
Con semejantes antecedentes, ¿quién no va a preocuparse por los hechos de este lunes 19 de diciembre en Ankara, Turquía?
El embajador ruso Andrei Kárlov fue asesinado la mañana de este lunes (hora de México) por un joven de veintidós años, llamado Mevlüt Mert. El autor del atentado llevaba dos años y medio en las fuerzas antidisturbios turcas, lo que podría precipitar lecturas de que el gobierno turco está implicado en los hechos. ¿Qué consecuencias puede generar este grave acontecimiento?
De entrada, la opinión pública se encuentra temerosa de que el homicidio provoque una escalada entre las grandes potencias que combaten indirectamente en Siria. Por un lado, el eje liderado por Rusia, que incluye a Irán, Siria y Hezbolá (milicia libanesa de influencia regional), que apoya al mandatario sirio Bashar Al Assad, que recientemente recuperó la ciudad de Alepo en manos de terroristas de Al Qaeda; por otro lado, el bando encabezado por Estados Unidos, en el que se encuentran varios países de la Unión Europea, Israel, Arabia Saudita y Turquía.
Sin embargo, es poco probable que el atentado desencadene un conflicto de dimensiones mayores. Vladimir Putin, presidente de la Federación Rusa, es un maestro de la geopolítica y ha sabido sortear hechos igual de delicados, tal como el derribo de un avión del Ejército Ruso el año pasado, por parte de militares turcos.
En sus propias palabras, el embajador “ha sido asesinado de manera vil”. El mandatario aseguró, además, que la respuesta a estos hechos será “la intensificación de la lucha contra el terrorismo” y que los autores materiales “pagarán por ello”. El presidente ruso dejó muy claro la lectura por parte de su gobierno: el crimen que costó la vida del embajador Kárlov ha sido "una provocación destinada a minar las relaciones ruso-turcas”.
No creo que haya mejor explicación que la del mismo Putin. Sin embargo, el jefe de Estado ruso se encuentra atado de manos: si reacciona usando la fuerza contra los autores intelectuales del atentado (existen fuertes sospechas de que son países que parecen muy decentes), su relación con Donald Trump --que el mismo lunes fue elegido formalmente por el Colegio Electoral de su país-- se verá empañada. Si se queda quieto, parecerá un signo de debilidad. Difícil la posición en que se encuentra. Quizás se incline por la tercera vía: aumentar su presencia en Siria para combatir a los terroristas del Estado Islámico. Por ser los autores materiales, éstos tendrán que padecer el embate eslavo.
El mundo está en su momento más delicado en lo que va del siglo. Los principales actores de este drama tendrán que valerse de sus mejores habilidades para evitar que el planeta se vea arrastrado a una conflagración de consecuencias apocalípticas.