¿Qué es el sueño autonomista?

José F. Gómez
Gubidxa Guerrero


A lo largo del tiempo he relatado la historia de varios movimientos armados en el Istmo de Tehuantepec, desde la época colonial hasta los siglos diecinueve y veinte.

Una constante de estas rebeliones ha sido el deseo expreso, o vedado, de proclamar una nueva entidad política, llámese Estado de la República Mexicana o Territorio Federal que tuviera por núcleo a los pueblos zapotecas. Tanto José Gregorio Meléndez (Che Gorio Melendre), como Máximo Ramón Ortiz, José F. Gómez (Che Gómez), Adolfo C. Gurrión, Crisóforo Rivera Cabrera, Heliodoro Charis Castro o Facundo Génico Salinas lo manifestaron de manera abierta. Sin embargo, otros lo buscaron de forma menos evidente, tal como menciona el cronista zapoteca Gilberto Orozco:
“Lo que lograra Don José Gregorio Meléndez, la consagración del Istmo en Territorio Federal, pronto fue ahogado en una copa de cicuta. Más tarde, Albino Jiménez en 1870, Ignacio Nicolás en 1882, el licenciado José F. Gómez en 1911 y su hijo de igual nombre en 1924, sin éxito, fueron cayendo muertos uno tras otro por el mismo ideal progresista, por un Istmo mejor. Aunque empuñaron las armas con motivos aparentemente distintos, todos buscaban la proclamación del Istmo en Territorio Federal”.
¿Qué hay detrás de ese antiguo anhelo expresado por nuestros héroes y, recientemente, por el Comité Melendre? ¿Es, acaso, un simple deseo de "estar aparte"? ¿Es una reacción natural ante los agravios de los gobiernos centrales? Algo hay de ello, pero también hay algo más…

Es indudable que los zapotecas tenemos un sentimiento de pertenencia, que hace que resaltemos nuestra identidad con respecto a otros pueblos. De hecho cada grupo étnico lo posee, como por ejemplo los huaves (ikoots), quienes se sienten, a sí mismos, particulares. Por tanto, es natural que entre los descendientes de una misma lengua y cultura busquen congregarse.

Los binnizá no tenemos una entidad política supralocal que unifique nuestros esfuerzos. Existen los municipios zapotecas y las localidades zapotecas, pero no un Estado zapoteca. Desde la desaparición de los reinos o señoríos de Zaachila y de Tehuantepec no hemos vuelto a estar unidos en una entidad mayor netamente nuestra. De alguna manera, los Departamentos en el siglo diecinueve cumplieron tal papel, pero no eran lo mismo.

Detrás del deseo independentista de Meléndez y Ortiz estaba el anhelo de velar por nuestros intereses. Ellos vieron en una Entidad Federativa la oportunidad de aprovechar mejor los recursos naturales, de crear nuestras instituciones o instaurar nuestras leyes. Un autogobierno.

¿Qué sentido tendría hoy crear un Estado Zapoteca? Según la Constitución de México, un Estado de la República tiene inmensas facultades, pues controla sectores como educación, salud y seguridad, además de contar con un congreso local. Siendo un Estado podríamos echar a andar las políticas públicas harto necesarias para recuperar totalmente nuestro idioma, para modificar el modelo educativo obsoleto (donde las materias de Historia y Cultura zapotecas serían obligatorias), reorganizar el sistema político-administrativo, conservar nuestros recursos naturales o impulsar la productividad. Podríamos adecuar el sistema de justicia a las necesidades reales. Detrás de tan extraordinaria idea, hay, pues, una serie de razones de peso. 

Tampoco podemos afirmar que un Estado sería garantía suficiente, pues correríamos el riesgo de reproducir los males de las demás entidades y del país entero. Pero ―he ahí la apuesta― también podríamos evitarlos, estableciendo un nuevo modelo funcional y eficiente, lo que dependerá de las personas que realicen la misión.
Si los individuos que simpatizan con la idea de crear una Patria Zapoteca se muestran a la altura de su responsabilidad histórica, el sueño autonomista volverá a tener sentido e importancia. Guidxizá, el Estado Zapoteca, no nacerá de una vez y en su totalidad, sino que tendrá que ir ganando bastiones que consoliden la idea y hagan posible su realización. Sólo después podrá venir la proclamación…
¿Es factible crear un Estado Libre y Soberano? Si los binnigula’sa’ (zapotecas antiguos) pudieron construir una ciudad como Dani Beedxe’ (Monte Albán) en lo alto de una montaña hace dos mil años, nuestra generación tiene amplias posibilidades de cumplir el sueño de Meléndez. Veremos con el tiempo…


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Texto publicado en Enfoque Diario, el sábado 26/Oct/2013. Publicado en Cortamortaja el lunes 26 de agosto de 2024.