"La movilización social de Álvaro Obregón no quedó en la cancelación del proyecto eólico" |
Gubidxa Guerrero
[Texto publicado en Enfoque Diario, el martes 21/Ene/2014]
El fin de semana pasado buena parte de la población de la agencia municipal Álvaro Obregón, en Juchitán, nombró a sus autoridades comunitarias sin mediación de partidos políticos.
El fin de semana pasado buena parte de la población de la agencia municipal Álvaro Obregón, en Juchitán, nombró a sus autoridades comunitarias sin mediación de partidos políticos.
Álvaro Obregón, o Guixhi ro’ (‘monte grande’ en lengua zapoteca), es una dependencia fundada hace poco más de ochenta años por soldados del General Heliodoro Charis Castro, con la intención de servir de retiro una vez cumplido el servicio de armas en la pacificación del México postrevolucionario.
La mayoría de sus habitantes provenían de Juchitán, pero había gente de otras poblaciones, como Santa María Xadani e inclusive del área huave. Casi todos los pobladores se dedicaban, como hasta la fecha, a dos actividades esenciales: la agricultura y la pesca.
Desde hace dos años Álvaro Obregón adquirió notoriedad por el conflicto con Mareña Renovables, empresa que pretendía instalar un parque eólico en la Barra de Santa Teresa, perteneciente al municipio de San Dionisio del Mar (pero conectada por tierra a Guixhi ro’).
La falta de consulta a los habitantes, la prepotencia de algunas autoridades estatales y el poco tacto de los operadores de la empresa provocaron un conflicto que tuvo algunos episodios de enfrentamiento con la Policía Estatal. Cuando el gobierno de Gabino Cué y los impulsores de Mareña se percataron de que no podrían imponer el proyecto, desistieron.
Lo anterior constituyó una importante victoria ética y política para un sector de la población. Para otras personas, entre ellas varios políticos y empresarios, fue un tremendo fracaso que dejó el precedente que permite que se echen atrás proyectos transnacionales.
La movilización social de Álvaro Obregón no quedó en la cancelación del proyecto eólico. Cuando los habitantes se dieron cuenta de que podían tomar decisiones trascendentales para el pueblo, decidieron en asamblea, instaurar una policía comunitaria y desconocer el sistema de partidos, de tal manera que anunciaron la cancelación de las pasadas elecciones de julio en la agencia municipal.
En su momento las autoridades del Instituto Estatal Electoral declararon que “no había condiciones” para realizar los comicios en Guixhi ro’. Sin embargo, llegado el día, se instalaron las casillas, pero las irregularidades fueron tantas que la misma autoridad electoral invalidó sus resultados, que, dicho sea de paso, eran sospechosas y abrumadoramente favorables al candidato de la COCEI Saúl Vicente Vázquez.
En enero se renovó el cabildo en Juchitán. Desde el Palacio Municipal despacha el entonces candidato de la “izquierda” juchiteca. Pero para buena parte de la gente de Álvaro Obregón eso los tiene sin cuidado. Por lo que el sábado, nuevamente en asamblea general, designaron a sus propias autoridades, que fungirán como gobierno local en el pequeño poblado.
Por ahora estas autoridades comunitarias no gozan de respaldo jurídico. Es decir, que constitucionalmente no están ratificadas, aunque sí cuentan con el apoyo del pueblo. Son conscientes de que el alcalde de Juchitán podría designar a un agente municipal distinto, que sería “legal”, pero sin reconocimiento social.
Ante esta paradoja cabría hacerse la pregunta: ¿sería posible alcanzar un acuerdo que permitiera que las personas que el pueblo nombró sean reconocidas por el actual munícipe? Tal vez así se evitaría el nocivo divisionismo...