Gubidxa Guerrero
Álvaro Obregón, agencia municipal de Juchitán, se encuentra a pocos kilómetros del Mar Muerto y de Santa Rosa de Lima, dependencia de San Blas Atempa.
Por su situación estratégica ―se conecta por tierra a la Barra de Santa Teresa, perteneciente a San Dionisio del Mar― se vio envuelta en un conflicto con Mareña Renovables, empresa que pretendía instalar más de 130 aerogeneradores en la estrecha península.
Como resultado del movimiento de resistencia, el proyecto fue cancelado, pese al disgusto del gobierno del Estado de Oaxaca y de los empresarios impulsores del mismo. Pero además, los habitantes del pueblo decidieron desconocer a los intermediarios políticos que por muchos años habían dirigido sus destinos, e instauraron un Consejo de Ancianos, así como una Policía Comunitaria.
A principios del año pasado, confiados en recuperar fácilmente el feudo perdido, algunos coceístas visitaron a los pobladores que habían echado a Mareña Renovables. Encabezaba esta comisión el actual presidente municipal de Juchitán, Saúl Vicente Vázquez, quien fue “regañado” duramente por mujeres y hombres de la comunidad que, literalmente, lo corrieron del lugar. Entonces todavía no se sabía de su candidatura al gobierno de Juchitán, pero los experimentados ancianos adivinaron la razón de su visita, por lo que le repitieron lo que han venido diciendo a los cuatro vientos: en Álvaro Obregón no serán admitidos más partidos políticos, de la denominación que sea.
Eso ha afectado intereses electorales de la COCEI, que durante muchos años vio a la población como una fábrica de votos. Por tanto, recuperar el predominio en el lugar es de mayor importancia para ellos. Pero tal objetivo se enfrenta a un obstáculo nada sencillo: la negativa rotunda de un sector del pueblo a que las cosas sean como antes.
El dilema es complicado si conocemos los antecedentes del actual munícipe juchiteco. Saúl Vicente Vázquez fue Secretario de Pueblos Indios del CEN del PRD, de 1999 al 2002; también fue miembro Experto del Foro Permanente de las Naciones Unidas para las Cuestiones Indígenas, para el periodo 2011-2013. Era algo así como el representante de los indígenas ante la ONU. En el currículum con el que suele presentarse se enumeran más cargos similares, casi todos relacionados con la defensa de los derechos de los pueblos originarios.
Lo irónico es que la agencia municipal en Juchitán que más se caracteriza por conservar el idioma y la idiosincrasia zapoteca es, precisamente, Álvaro Obregón. Y este pueblo fundado hace aproximadamente ochenta años por soldados juchitecos que pelearon en la Revolución y posrevolución mexicana está exigiendo su derecho a que le sea reconocida su forma de autogobierno sin intervención de los partidos políticos.
El presidente municipal podría provocar un conflicto de funestas consecuencias si se empecina en realizar una elección bajo un sistema que Álvaro Obregón rechaza tajantemente. Y ante esta disyuntiva es lícito cuestionarse acerca de las medidas que el alcalde tomará para resolver dicha situación.
Si se empeña en convocar y realizar una elección bajo el sistema partidista, para satisfacer los intereses de sus aliados políticos de la COCEI, podría provocar episodios de confrontación. Pero si se niega a ello y reconoce la legitimidad de las autoridades comunitarias de Álvaro Obregón, podría enfrentarse a presiones internas en la coalición de grupos que posibilitó su llegada al Palacio Municipal. He ahí el gran dilema. Sería lamentable que los hechos contradijeran lo que está escrito en el currículum.
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Texto publicado en Enfoque Diario, el viernes 24/Ene/2014. publicado en NOTICIAS, Voz e Imagen de Oaxaca el miércoles 05/Feb/2014.