[Texto publicado en Enfoque Diario el lunes 07/Oct/2013]
Primero pensé en titular esta columna “Regreso a clases”. Después, con la memoria más afilada, recordé que el ciclo escolar todavía no comienza para más de un millón de niños y adolescentes en el Estado de Oaxaca. Eso me hizo cambiar de parecer y escogí el nombre que ven.
Desde julio pasado la mayoría de los alumnos de la Entidad ―salvo quienes acuden a escuelas particulares o reciben clases con profesores de la Sección 59 del SNTE― no ha entrado a un aula. Algunos de sus profesores se encontraban en plantón en la Ciudad de México, exigiendo lo que consideran justo para ellos. Otros, simplemente esperaban desde sus hogares a que llegara la directriz de la dirigencia.
El fin de semana se efectuó una nueva votación entre más de diez mil trabajadores afiliados a la CNTE. De los 10 701 consultados, 6 620 votaron por que la movilización sea “representativa”, y 3 951 porque continúe de manera “masiva”.
Estos términos (‘representativo’ y ‘masivo’) son meros eufemismos para decir si regresan o no a dar clases. Supuestamente desde hace más de un mes están de forma “masiva” en el Distrito Federal, pero todos sabemos que en la capital del país se hallan menos de 15 mil docentes, mientras que casi 60 mil están en sus comunidades sin trabajar. Es decir, no se encuentran allá masivamente.
Dentro de los resolutivos se estipuló que se quede una representación; quizás un veinte por ciento, que de un total de 74 mil, suman ¡casi 15 mil! Es decir, los mismos que de por sí están manifestándose en el DF.
Con eso se demuestra que las clases no tenían por qué haberse suspendido, ya que cada plantel escolar pudo haber iniciado el ciclo desde agosto, manteniendo un porcentaje en la Ciudad de México, si los imperativos de la lucha lo demandaban. Pero de lo que se trataba era de afectar a la sociedad, creyendo (como algunos lo creen) que ésta se molestaría con el gobierno.
Lo que sucedió (como viene pasando desde hace décadas) fue lo contrario: una lucha que pudiera ganar adeptos, se siguió desacreditando por los bloqueos, plantones y el ausentismo escolar.
Las reformas en materia educativa se aprobaron. Las tres leyes secundarias, también; y las negociaciones en la Secretaría de Gobernación sólo prolongaban un conflicto que no tenía salida política, debido a la determinación de las autoridades de no modificar lo aprobado por el Congreso. Como mencioné hace algunos días, la disputa ya era sólo entre radicales y moderados, al interior de la Sección 22.
Las primeras asambleas (después de aprobadas las reformas) favorecieron a los radicales, animados por la solidaridad que estaban recibiendo de universidades, sindicatos y grupos sociales en la capital. Pero ante el desgaste inocultable, y la necesidad de cobrar los salarios retenidos, esta vez se impusieron los moderados.
Se espera que el miércoles 9 ―o el lunes 14― estén funcionando la mayoría de las escuelas. Los días subsecuentes deben ser de reflexión y análisis. Ojalá los profesores entiendan que los nuevos tiempos reclaman otros compromisos y nuevas estrategias de lucha. El charrismo es del siglo pasado y una de las peores herencias del PRI. Debe superarse.