Gubidxa Guerrero
[Texto publicado en Enfoque Diario el viernes 23/Ago/2013]
Anteriormente bastaba con que la dirigencia sindical de la Sección 22 del SNTE anunciara un paro de labores, para que la sociedad entera aceptara cabizbaja tal determinación.
Nunca las luchas fueron por mejorar el nivel educativo, como se afirmaba demagógicamente. Si así hubiese sido, hoy el Estado de Oaxaca no sería de los últimos en desempeño escolar. Las movilizaciones gremiales buscaban, más bien, obtener prebendas de índole laboral, así como afianzar el liderazgo de la cúpula magisterial.
Cada año, religiosamente, decenas de miles de profesores se plantaban en el zócalo de Oaxaca de Juárez para emplazar al gobierno en turno al cumplimiento de sus demandas. Los comerciantes perdían, los padres de familia, el turismo… menos los docentes afiliados a la poderosa Sección 22.
Esto empezó a cambiar hace poco. Si bien el gremio sigue ausentándose del aula cuando así lo quiere, dizque para ir a luchar por el derecho de todos, ahora los padres de familia de numerosas comunidades están tomando las riendas en sus manos.
Primero fueron pequeñas poblaciones serranas las que advirtieron a los profesores de nivel primaria y secundaria de que, en caso de abandonar a sus alumnos, se les negaría el ingreso a las escuelas y sus lugares serían ocupados por personas con deseos de trabajar.
El año pasado fue Villa de Mitla la que dio un paso significativo al encarar al gremio en su conjunto. El pueblo impidió, por la fuerza, el desalojo de profesores de la Sección 59 que estaban cumpliendo íntegramente con el ciclo escolar. En lugar de ello, los mitleños amagaron con cerrar la comunidad al sindicato más grande de la Entidad, si éste seguía con sus amenazas de “retomar” las instalaciones.
Ahora mismo, miles de profesores de la Sección 22 se encuentran en el Distrito Federal “luchando” porque no haya evaluación, porque no se le quite el control de la asignación de plazas al sindicato y otros intereses enteramente egoístas. A eso le llaman “defensa de la educación pública”, eufemismo con el que denominan la custodia de sus privilegios.
Mientras ellos provocan a la fuerza pública y amagan con tomar la Cámara de Diputados y Senadores, miles de padres de familia de varios pueblos sesionan para cesar a los mentores ausentes. Varias asociaciones de padres están abriendo las escuelas, e invitando a profesores de la Sección rival ―la 59― para que sean ellos quienes tomen las riendas.
Seguramente los trabajadores de la educación que ahora acampan en el zócalo de la Ciudad de México, darán a conocer comunicados descalificando a quienes ya están hartos de sus ligerezas. Dirán que todo es una maniobra del gobierno; como si no supiéramos que Gabino Cué es un dócil servidor de sus intereses... Si el asunto se generaliza, podremos ser testigos de cómo les toman la retaguardia a quienes afirman ser harto combativos.