Gubidxa Guerrero
[Texto publicado en Enfoque Diario el martes 27/Ago/2013]
Uno puede arriesgarse todo lo que quiera en la búsqueda de algún fin propio o colectivo. Lo que no está bien es arriesgar la integridad de los demás, utilizando como carne de cañón a miles de personas para fines perversos.
Una queja generalizada entre la sociedad, y entre profesores con espíritu democrático, es el abuso que se hace del poder sindical en ciertas esferas. Para nadie es un secreto que para ingresar al magisterio se necesita "palanca". De otra manera, se tendría que hacer un sinuoso recorrido que no garantiza nada.
El poder omnímodo del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) hace que sus agremiados prefieran quedar bien con la cúpula sindical que con los padres de familia.
Ese poder es el que está en juego con la Reforma Educativa. Quien se tome el tiempo de leerla detenidamente encontrará que no hay nada de privatizadora en ella. De otra manera, el Partido de la Revolución Democrática (PRD) no la habría apoyado.
Más que académica, la referida Reforma es de carácter laboral. Pretende despojar del control de decenas de miles de personas a la élite sindical de la autodenominada Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).
De aprobarse las leyes secundarias, un joven normalista no tendrá que “quedar bien” con sus líderes gremiales, sino con el Estado Mexicano, pues quien evaluará su desempeño será una institución ajena al sindicato, y no las famosas listas que pasan entre profesores cada que hay marcha o plantón. Que no se quiera asustar a los ciudadanos con el petate del muerto.
Pero independientemente de lo anterior, la Sección 22 del SNTE (o la CNTE, como prefieren llamarse en temporada de “lucha”) ha entrado en una dinámica peligrosa. Ha querido ver en la prudencia del Gobierno Federal y de la Ciudad de México una aparente debilidad, que puede resultar cara.
La fuerza pública del país está más que capacitada para hacer frente a los desmanes en la capital. También pudiera desarticular, por la fuerza, la movilización magisterial. No obstante, la administración federal parece estar dando tiempo al desgaste del movimiento en los medios de comunicación.
Lo que terminará venciendo a la CNTE será el hartazgo de millones de padres de familia, que están cansados de que las exigencias laborales de los docentes se paguen con la educación de los niños.
Es curioso que los medios “alternativos” hablen de una lucha histórica en el Distrito Federal, comparando a los profesores con Francisco Villa o Emiliano Zapata, tachando de “indignos” a quienes no se prestan a sus tropelías o no comparten sus métodos, pero sin mencionar que cada uno de los miles de maestros que ocupan el zócalo capitalino recibió la quincena íntegra vía depósito bancario, ni que se le pagó un bono retroactivo para iniciar las labores. Es como si a Zapata un hacendado le depositara en la cuenta cierta cantidad en efectivo, a él y a sus milicianos, cada quince días para plantarse en la capital…
La trampa está lista. El tiempo apremia. Los días sólo empeorarán la situación de decenas de miles de afiliados a la Sección 22. Parafraseando a Fouché, diré que los líderes están cometiendo algo peor que un crimen contra la niñez: una terrible equivocación de carácter político.
A continuación presento el texto íntegro de la REFORMA EDUCATIVA:
A continuación presento el texto íntegro de la REFORMA EDUCATIVA: