Este fin de semana el candidato de las izquierdas, Andrés Manuel López Obrador, estuvo en la ciudad de Oaxaca como parte de su campaña rumbo a la Presidencia de la República. Más allá de lo que es común de todos los personajes que buscan el voto ciudadano, llamó mi atención el mensaje específico que el tabasqueño dirigió a los profesores de la Entidad:
“Yo le pido a los maestros de Oaxaca, al sindicato democrático, que nos sentemos a platicar, porque habrá un gran acuerdo, mi gobierno habrá de mejorar la calidad de las escuelas, otorgará uniformes y útiles escolares, becas y se terminará con el cacicazgo de Elba Esther Gordillo. A cambio, le pido a los profesores comprometerse a mejorar, aplicarse para que haya clases de lunes a viernes”.
Al leer lo anterior no pude evitar pensar que López Obrador es un verdadero ingenuo o, simplemente, no se refería a la Sección 22 del SNTE... Ya que en años recientes ésta ha demostrado su nula vocación de diálogo, de respeto por los millones de habitantes de la Entidad, y de interés por sacar a la niñez de la grave crisis en que se encuentra. La Sección 22 se ha convertido en otra mafia en el poder, parafraseando al mismo López Obrador.
Alguien podría decir que al interior de dicha organización existen muchos hombres y mujeres de bien, personas con una auténtica vocación pedagógica que sacrifican todo en pos de los menores. Eso es innegable. Pero mi comentario no se dirige a ellos en su particularidad, pues si nos enfocamos en el detalle, todas las organizaciones políticas o gremiales del mundo estarían plenamente justificadas, ya que todas ellas cuentan con gente valiosa. ¿Acaso el PRI, el PAN o el PRD no tienen excelentes cuadros entre sus cientos de miles de afiliados? ¿Acaso no hay en la Cámara de Diputados más de un buen ejemplo cívico y honorable? Por tanto, hablo de la Sección 22 en su generalidad.
Probablemente la mayoría de los profesores agrupados en ella estén en desacuerdo con mi perspectiva, como yo y millones de habitantes de este Estado estamos en desacuerdo con sus métodos e intereses cupulares; pues tampoco se negará que el gremio que aglutina a más de 70 mil docentes hace tiempo se desacreditó, porque pareció olvidarse de que lo esencial es la educación. Tal vez desde que adoptaron el esquema de su archienemiga Elba Esther Gordillo, quien cada que puede dice que ella tiene como función primordial defender los ‘derechos’ de los trabajadores de la educación. Con métodos distintos, ambos se preocupan únicamente "de lo suyo".
Pero, además, AMLO me resulta ingenuo porque pareciera que ignorase la manera en que se conducen los líderes de la Sección 22 en la Entidad. Más allá de las simpatías o antipatías personales por el Gobernador Gabino Cué Monteagudo, debe reconocerse su disposición a dialogar con el magisterio y a cumplir con casi todas sus demandas, inclusive a costa de quedar como un mandatario débil que antepone los intereses de dicho gremio al interés general de sus gobernados. Y pese a todo ello, el Estado de Oaxaca no se ha salvado de los dos últimos paros laborales que dejaron a más de un millón de niños sin clases por varias semanas. Quizá por eso López Obrador haya puesto énfasis en que se deben cumplir todos los días de clases, cosa que dudo que suceda aun cuando él gane la Presidencia.
Ésta es una de las tantas combinaciones que puede hacerse con respecto a las buenas intenciones de los candidatos y su posibilidad de realización. Como suele decirse: ‘de buenas intenciones está empedrado el camino al infierno’.
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Texto publicado en NOTICIAS, Voz e Imagen de Oaxaca el miércoles 20/Jun/2012.