[Texto publicado en Enfoque Diario, el viernes 20/Dic/2013]
Gubidxa Guerrero
Hace algunos días anunciamos el fallo de la Sala Regional, con sede en Xalapa, Veracruz, del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) a favor de la candidata del PRI-PVEM Rosa Nidia Villalobos para la presidencia de Salina Cruz.
Fui de los que sintió extrañeza por el dictamen que ratificaba, en lo esencial, el pronunciamiento del Tribunal Estatal Electoral que anuló diversas casillas que terminaron revirtiendo la victoria que Mariano Vicente, candidato del Partido Nueva Alianza (Panal), había obtenido en las urnas.
Todavía falta que la Sala Superior dé su sentencia, ante la solicitud de reconsideración que presentó el Panal para que le sea devuelto el triunfo al “médico de los pobres”. Es decir, no están agotadas las instancias que podrían dar una solución digna al problema que está poniendo en riesgo la estabilidad de esta importante ciudad porteña.
Sin embargo, antes de que la máxima autoridad en la materia se pronuncie, algunos seguidores de Mariano Vicente (ignoro si con el aval de éste) decidieron bloquear la carretera Salina Cruz-Tehuantepec, afectando a miles de habitantes que transitan diariamente por dicha vía. Con ese bloqueo, la causa pierde popularidad entre un sector que simpatiza con el doctor; ya que afectando a ciudadanos inocentes no es como se logrará que la Sala Superior se conduzca con justicia. Por el contrario, da un mensaje de ingobernabilidad a las autoridades y a la sociedad en general, pues ¿cómo pretende ser alcalde de una importante ciudad quien bloquea su principal ruta de acceso terrestre? ¿Con qué autoridad moral podrá defender el derecho al libre tránsito de sus ciudadanos quien antes de erigirse en presidente municipal utiliza este medio de presión?
Considero una gran equivocación la actitud asumida por los seguidores de Mariano Vicente. Habrá quien señale los ejemplos de otros candidatos, como el de Unión Hidalgo, que optaron por este “método de lucha”. Y esa comparación será precisamente la muestra de que se está cometiendo un error, ya que se está actuando de la misma forma que los políticos tradicionales de quienes se querían diferenciar.
Bloquear no debe ser opción. Menos todavía cuando quedan instancias a qué recurrir. El asunto está todavía en tribunales y es preciso esperar el fallo. Hasta no tener una negativa rotunda, hasta no ver cerradas todas las puertas institucionales, no debe pensarse en actos de protesta. Y si llegare el caso de que éstos deban realizarse, tendrán que cuidarse las formas para no ganarse de enemigos a quienes lo apoyaron con la confianza en las urnas.
Los ciudadanos inocentes no deben pagar por los arreglos políticos ni por las injusticias de otros. Debe imperar la prudencia y la firmeza, pero sin dañar al prójimo.