Las detenciones que recientemente se efectuaron contra campesinos juchitecos de la Colonia Álvaro Obregón han tenido resonancia nacional, por lo que el tema de los aerogeneradores vuelve a estar en el centro del debate.
Centenares de ikoots de San Dionisio del Mar y muchos binnizá de diversos pueblos se oponen a la instalación de las grandes torres, que asemejan molinos de viento, en sus terrenos ancestrales. Argumentan que afectarán el ecosistema del que viven muchas familias de pescadores y campesinos.
Es irónico que el clamor popular en contra de los bloqueos carreteros que afectan a decenas de miles de personas en el Istmo de Tehuantepec no sea escuchado por las autoridades estatales, y que la queja de las grandes empresas transnacionales sea atendida inmediatamente, desalojando a campesinos en sus protestas.
Los bloqueos de los “líderes sociales” que continuamente cierran el Canal 33, en Juchitán; o el Puente de Fierro, en Tehuantepec, no provocan ninguna reacción del Gobierno de Cué. ¿Pero qué tal el cierre de un estrecho camino a los parajes que conducen a la Barra de Santa Teresa? Esa vía es inmediatamente desalojada.
Es una verdadera lástima que los pueblos istmeños estemos desorganizados. La unión responsable permitiría un diálogo auténtico con los representantes de las empresas eólicas (con una mediación sensata de los gobiernos federal y estatal). Una organización eficaz negociaría adecuadamente con los inversionistas para que las ganancias fueran equilibradas, como sucede en otros países. Sin embargo, la desarticulación de las sociedades huave y zapoteca, facilita la imposición de condiciones desventajosas para los pueblos.
Desafortunadamente varios de los dirigentes opositores al proyecto eólico dejan mucho qué desear. De nuestras autoridades municipales, mejor no hablamos: parece que se les olvida que deben servir a los pueblos que los eligieron y no a los poderosos empresarios que viven en otro continente.
El futuro de los energéticos está en las fuentes alternativas, como la eólica o solar. Que nuestra región se convierta en una de las principales generadoras a nivel mundial, será forzoso. Que los beneficios de dicha producción toquen también a nuestros pueblos, está por verse.
Cuando constato las irregularidades en la instalación de los parques eólicos, pienso en el México de los años treintas y el conflicto con las refinerías extranjeras. Después de una serie de litigios entre nuestro país y las grandes transnacionales respaldadas por potencias mundiales, el General Lázaro Cárdenas, Presidente de México, decidió expropiar el petróleo. Desde entonces Pemex se convirtió en una de nuestras principales fuentes de ingresos. He aquí una lección invaluable.
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Texto publicado en NOTICIAS, Voz e Imagen de Oaxaca el jueves 08/Nov/2012.