Gubidxa Guerrero
[Texto publicado en Enfoque Diario, el jueves 9/Ene/2014]
Con el nuevo año se activó la recaudación financiera en áreas que antes no tenían gravamen. La comida para perros, un nuevo impuesto al refresco, los boletos de autobús… fueron algunos de los productos que, por disposición del Congreso de la Unión, ahora sirven para recaudar impuestos.
Hace algún tiempo escribí acerca de la falacia de que sólo “algunos” mexicanos pagaban impuestos. Si bien son pocos los que están dados de alta ante la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), la gran mayoría de habitantes pagamos impuestos directa o indirectamente. Precisamente al comprar cualquiera de los productos gravados. Y no es poco lo que se recauda de esta manera (aunque sigue siendo mucho lo que se mal administra).
El asunto con la recaudación fiscal es polémico debido a que, si bien con nuevos gravámenes las finanzas públicas se fortalecen y hay más recursos para ampliar el presupuesto ―digamos, en desarrollo social o educación―, puede resultar contraproducente al afectar directamente el nivel de vida de quienes menos tienen.
Por ello, casi todos los países procuran afectar lo menos posible, con impuestos, a los sectores marginados. Porque sería un sinsentido quitarles para luego darles…
En México, sin embargo, el asunto está íntimamente relacionado con un tema escabroso como lo es la corrupción. Si algo sabemos quienes vivimos en este país, es que independientemente de la cantidad de que los gobiernos dispongan, hasta el momento no han dado muestras de ser bien utilizados.
Hacen más mil millones de pesos en poder de funcionarios honestos y programas de gobierno eficaces, que diez mil millones en manos de gente incapaz y corrupta. Por eso muchos especialistas siguen afirmando que la solución a los problemas presupuestarios no está en gravar más productos, o en subir la tasa del Impuesto al Valor Agregado (IVA), sino en recaudar bien y gastar mejor.
¿Cómo es posible que cada vez más productos tengan IVA, cuando existen personajes poderosísimos que evaden los impuestos que deberían pagar? ¿Cómo es posible que se quiera recaudar más cuando no se sabe racionar lo que se tiene?
Por desgracia, con nuevos impuestos llega un alza de precios que repercute en toda la economía; por no hablar de los famosos gasolinazos. Ojalá las autoridades de todos los niveles valoren el sacrificio que representa para las mayorías desprenderse de algunos centavos que no saben en manos de quiénes irán a parar.