Gubidxa Guerrero
[Texto publicado en Enfoque Diario, el viernes 3/Ene/2014]
La injusticia se consumó. Este miércoles primero de enero tomó posesión Rosa Nidia Villalobos como presidenta municipal constitucional de Salina Cruz. Con eso terminó el capítulo que inició en julio con el triunfo en las urnas de Mariano Vicente, que continuó con el despojo mediante la anulación de varias casillas por el Tribunal Estatal Electoral del Poder Judicial de Oaxaca, y la ratificación del fallo anterior por parte de la Sala Regional, con sede en Xalapa, Ver., y de la Sala Superior, en el Distrito Federal, a finales de diciembre.
La ley 'a modo' se impuso. Y las negociaciones, y las componendas por encima de la voluntad popular. Pero el daño no sólo fue contra los ciudadanos porteños, sino contra la legitimidad de las instituciones electorales que, con algunos tropiezos, se habían mantenido limpias.
Si hasta hace poco algunas personas confiaban en poder relevar pacíficamente a los malos gobiernos de las administraciones municipales, hoy se antoja imposible. Pues si antes alguien podía contender con las siglas de un partido pequeño para intentar tomar las riendas del poder municipal democráticamente, ahora las esperanzas son mucho menores
La democracia mexicana ha pasado por muchas dificultades. Pero hasta en los años ochenta fue posible derrotar al priísmo en algunos municipios. La misma COCEI es prueba de ello, ya que pudo ganar las elecciones municipales de Juchitán hace más de treinta años, bajo la bandera del Partido Comunista Mexicano (PCM).
Pero ahora que el PRI volvió al poder nacional y que se jugaba el futuro de uno de los municipios más importantes del país ―si consideramos que en Salina Cruz se encuentra una de las pocas refinerías mexicanas― se volvió a asestar un golpe a la ciudadanía. Con una sociedad desorganizada y sin medios físicos para resistir la imposición, Mariano Vicente y su equipo tuvieron que plegarse a los dictados de los poderes fácticos de este país.
Cuando un partido gana “a la buena” es sano reconocer el triunfo; pero cuando a un grupo se le arrebata la victoria, es justo alzar la voz, independientemente del partido que haya cometido la canallada. Es una lástima que comience 2014 de esta manera.