Gubidxa Guerrero
[Texto publicado en Enfoque Diario el jueves 13/Jun/2013]
Hace algunos años, mientras daba una plática a unos alumnos de bachillerato, les comentaba que el Istmo de Tehuantepec es como el patio de una casa con un gran tesoro en el subsuelo. El tesoro istmeño está compuesto principalmente --además de una situación estratégica envidiable-- de recursos humanos y naturales. La tragedia de la mayoría de los istmeños de diferentes grupos étnicos es que no saben que se encuentran encima de ese tesoro. Y una sociedad que ignora la riqueza que posee, difícilmente podrá defenderla o usufructuarla.
Quienes sí están conscientes de la riqueza istmeña son las grandes corporaciones mundiales. Entidades extrañas que se presentan adonde haya riqueza que explotar. Y si es a bajo costo, mejor.
Mucho se ha hablado de los parques eólicos en la región istmeña. La naturaleza hizo posible que la zona fuera idónea para instalar grandes aerogeneradores de electricidad. Y en todo lugar con riquezas propias resulta necesario que éstas se aprovechen razonablemente para el bien colectivo.
Hay países que han logrado desarrollarse gracias a sus cuantiosas fuentes energéticas, que explotadas adecuadamente propician el desarrollo económico. Asimismo, existen sociedades con abundantes recursos, que son explotados por entidades extranjeras que, literalmente, saquean lo que brinda la tierra y los mares.
Se ha querido pintar a los proyectos eólicos istmeños desde dos ópticas simplistas: maravillosa u horripilante. Ninguna de las dos es certera, ya que generar energía mediante el viento, o negarse a ello, no es ‘malo’ o ‘bueno’ por sí mismo. Todo dependerá de los fines que se persigan y los convenios establecidos.
El asunto eólico es de suma importancia y compete a todos. Es necesario, entonces, contar con información de primera mano para formarnos una opinión equilibrada.
Ayer, por ejemplo, los integrantes del Comité de Resistencia al Proyecto Eólico Piedra Larga (CRPEPL) presentaron ante el Tribunal Unitario Agrario (TUA), con sede en Tuxtepec, una demanda encaminada a que la empresa Desarrollos Eólicos Mexicanos (Demex) --filial de la transnacional española Renovalia Energy-- suspenda las obras de construcción del parque eólico Piedra Larga.
Ellos alegan que la empresa incumplió los requisitos mínimos para echar a andar el proyecto, tales como información veraz y completa, consulta a los afectados (no sólo a los dueños, sino a las comunidades) y beneficios sociales generalizados, ya que los empleos son temporales. En cuestión de días sabremos qué resuelven las instancias legales.
Independientemente de ello, hay una realidad visible: los proyectos eólicos están arrojando ganancias multimillonarias, pero más del 90% de dichas ganancias se la quedan las empresas. La población sigue con altas tarifas de luz, y sin percibir mayores beneficios, que no sean algunos empleos temporales y el pago de una pequeña renta a los “dueños”.
Tal vez sea tiempo de iniciar una discusión de envergadura con especialistas y la sociedad en su conjunto. ¿Qué dirán los candidatos? O sobre este asunto guardarán silencio…