[Texto publicado en Enfoque Diario el viernes 12/Abr/2013]
La política es un engaño. El descrédito de los principales partidos políticos en la Entidad, y de sus operadores, es mayúsculo. Pero ahora PRD, PAN, PRI y PT se presentan todavía más sucios…
Se acaban de divulgar tres grabaciones en las que, presuntamente, Jorge Castillo, representante de Oaxaca en el Distrito Federal, conversa con distintas personas de un tema que debería competer principalmente al pueblo, puesto que éste, al menos teóricamente, elige a sus representantes.
Como si se tratara de una simple transacción comercial, el hombre en cuestión barajea nombres para postularlos a distintos cargos de elección popular.
Resulta apenas creíble el cinismo con que, por ejemplo, pide a la gerente de Radiorama, Jacqueline Gaytán, que deje de “golpear” a Javier Villacaña, precandidato priísta a la presidencia municipal de la ciudad de Oaxaca, tal como habían “acordado”. ¿No que el Gobierno no debe interferir en los medios de comunicación?
Por si esto fuera poco, se pone de manifiesto cómo el exgobernador Diódoro Carrasco, cuya voz también aparece, “recomienda” a una persona para que vaya a la cabeza del PRD en la lucha por un cargo público.
Para agravar las cosas, el mismísimo Gabino Cué, Gobernador Constitucional del Estado de Oaxaca, sale a relucir porque, según dejan ver las voces, será él quien dé el visto bueno a los principales contendientes de julio próximo por la alianza PAN-PRD.
De esta bomba mediática no se salva ningún partido, por lo que las sospechas de que hay una gran negociación clandestina no es descabellada.
Lo que ahora está conociendo la opinión pública debe ser apenas lo que segrega el sistema tan corrompido. ¿Se imaginan lo que dirán otros tantos personajes durante sus “acuerdos”?
Sé que la mayoría afirmará que no es cosa que no se supiera. Pero esto lo prueba. Así pues, aunque siempre hubiésemos creído que en Oaxaca no hay democracia y que el remedio resultó peor que la enfermedad, estas grabaciones confirman fehacientemente nuestra desconfianza.
¿Y así desean que los ciudadanos acudan masivamente a las urnas? ¿Así quieren que la gente piense que en el sistema político está mejorando?
Lástima de situación. Sobre todo por las personas que de buena fe se empeñan en incidir, para bien, en la designación de candidatos honestos, con arraigo en las poblaciones, pero sin el apoyo de estos “padrinos”. Su decepción debe ser muy grande.