Gubidxa Guerrero
“Damos a la presencia de Su Santidad en nuestra Patria todo su significado. Será trascendente y enriquecedor para la Nación su encuentro con un pueblo trabajador, instruido, abnegado, generoso, con profundas convicciones, valores patrióticos, dispuesto a continuar su heroica resistencia y a construir una sociedad que garantice el pleno desarrollo, de mujeres y hombres, con dignidad y justicia. En nombre de este noble pueblo, le doy la más calurosa bienvenida. Muchas gracias”. Palabras del Presidente del Consejo de Estado de la República de Cuba, Raúl Castro Ruz, este sábado 19 de septiembre [de 2015] durante la llegada a La Habana del Papa Francisco, Jefe del Estado Vaticano y líder de la Iglesia Católica.
Esta visita simboliza una nueva etapa formal en las relaciones Cuba-Estados Unidos, debido a que el Papa fue pieza clave en el restablecimiento de las relaciones diplomáticas que han permitido la apertura de las embajadas en ambos países y, se espera, la flexibilización del terrible embargo al comercio cubano.
No obstante, la visita no ha sido todo lo tersa que se espera. Este fin de semana uno de los portales de noticias más importantes del mundo, Rusia Today (RT en Español) tituló así una nota: “La hija del Che Guevara rechaza asistir a la misa del Papa en La Habana”. Según ésta, la médico Aleida Guevara, de 54 años, hija del ‘Guerrillero Heroico’, dijo que no acepta la llamada del Partido Comunista de Cuba para que sus militantes acudan a la misa porque, a juicio suyo, estar presente es “hipócrita”. “Mi papá está ahí porque es símbolo de este país”, apuntó, en referencia al enorme retrato del Che frente al Ministerio del Interior en la Plaza de la Revolución, lugar elegido para la misa.
El Partido Comunista Cubano (el único legal en la isla) se cansó de repetir la frase de que “las religiones son el opio del pueblo”. El régimen de Fidel Castro se declaró ateo. Muchos curas se exiliaron. Poca gente se sintió libre de practicar su religión. Y ahora viene el Papa Francisco, hombre de ideas progresistas que ha ayudado a aproximar a dos gobiernos que parecían irreconciliables... y se le pide a los combativos militantes que vayan a misa.
Sí, es un acto simbólico y hasta político asistir. Sí, es una cortesía a un Jefe de Estado y líder terrenal de una de las organizaciones religiosas más importantes del mundo, pero ¿y los años de repudio? ¿Y la congruencia?
La gente, el pueblo y, más todavía, los católicos tienen todo el derecho de acudir. Los dirigentes se equivocaron desde los primeros años, cuando confundieron laicismo con ateísmo. Hoy tienen que echarse para atrás, ante el enojo natural de muchos revolucionarios.
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Texto publicado en Enfoque Diario el lunes 21/Sep/2015.