Gubidxa Guerrero
Desde que Cristóbal Colón zarpó del puerto de Palos con rumbo a la India y dio por equivocación con un continente desconocido por los europeos, predomina una mentalidad racista. Los conquistadores, mal llamados colonizadores, emprendieron el dominio y exterminio de los habitantes originarios de los pueblos americanos.
A pesar de los reiterados intentos de lograr la libertad plena, los países de América Latina no han podido sacudirse del yugo extranjero. La independencia de la Corona Española, iniciada a principios del siglo diecinueve fue apenas un paso en ese sentido. Estados Unidos pasó a ocupar el lugar del Imperio Español, saqueando las materias primas de los antiguos países dependientes para sus fines expansionistas.
La historia de América Latina se convirtió en un relato de agravios y resistencias que continúa hasta nuestros días, tal como lo constatan los reiterados intentos de emancipación y reintegración regional emprendidos por los países de habla hispana. Cuba, Venezuela, Brasil, Bolivia, Ecuador, Argentina y Nicaragua son estados soberanos que dedican buena parte de sus fuerzas a lograr el sueño de Simón Bolívar: una patria común y próspera.
El 16 de junio de 2015 Donald Trump, celebridad norteamericana, dueño del concurso Miss Universo, anunció su intención de ser el próximo Presidente de los Estados Unidos de América, para lo que pretende lograr la postulación del Partido Republicano. Lo que llamó la atención del mundo fueron las palabras con que se refirió a nuestros connacionales: “Traen droga, traen crimen, son violadores y algunos, asumo que son buenas personas, pero he hablado con guardias fronterizos y me dicen lo que estamos recibiendo. Y tiene sentido, no nos envían a la gente adecuada”. En otro momento, sentenció que Estados Unidos “es el basurero para los problemas de todos los demás”.
Los comentarios de este señor fueron rápidamente contestados por el Secretario de Gobernación de nuestro país y, poco después, por Nicolás Maduro, Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, quien le espetó a Trump: “Quien se mete con México se mete con Venezuela”.
Aunque inicialmente mucha gente creyó que era poco probable que el fulano que profirió insultos racistas, que serían la envidia de cualquier neonazi, lograra ser candidato por el Partido Republicano, hoy muchos analistas temen lo peor….
Cuando el Partido Nacional Socialista de los Trabajadores Alemanes inició con su campaña antisemita en 1919, muy pocas personas creyeron que un “chiflado”, parecido a Charles Chaplin, lograría escalar al poder de la ilustrada Alemania. Con apenas siete miembros, el Partido Nazi logró derrotar, con el paso de los años, al Partido Comunista Alemán, y a la Socialdemocracia, gracias a un discurso de odio hacia los judíos.
Hoy Donald Trump tiene en los mexicanos y demás latinoamericanos a sus chivos expiatorios, a sus “judíos”. ¿Llegará con ese discurso a la Casa Blanca? Sólo el tiempo dirá.
_______
Texto publicado en Enfoque Diario el miércoles 30/Sep/2015.