Gubidxa Guerrero
Nunca me han caído bien los encapuchados que participan en movimientos sociales. Con excepción de los grupos guerrilleros, abiertamente levantados en armas contra el sistema de gobierno, considero que ninguna organización debe valerse del anonimato cobarde para actuar.
Nunca me han caído bien los encapuchados que participan en movimientos sociales. Con excepción de los grupos guerrilleros, abiertamente levantados en armas contra el sistema de gobierno, considero que ninguna organización debe valerse del anonimato cobarde para actuar.
El precio de la integridad de un ser humano es ser señalado, para bien o para mal, con nombre y rostro. Ahí reside la valentía del personaje y el honor de la causa que se defiende.
Si de por sí la turba puede caer en excesos denigrantes, un manifestante con capucha suele ser, casi con seguridad, un golpeador, pertenezca a grupos estudiantiles, magisteriales o a cierto sindicato de la construcción.
Esta semana, varios encapuchados validos de su número y de la cobardía agredieron a uno de los personajes más íntegros de nuestro país: el pintor zapoteca Francisco Toledo. Por orden de sus líderes, entre quienes se cuentan varios altos funcionarios del gobierno de Gabino Cué Monteagudo, insultaron y golpearon a vecinos que se oponen, con toda la legitimidad del mundo, a un megaproyecto del gobierno estatal que probablemente termine beneficiando a constructoras amigas.
Quede este video como testigo vergonzoso de los alcances de los cobardes con capucha que agreden en la calle, y de los cobardes con corbata que los envían desde una cómoda oficina.
Estamos con Toledo.