Gubidxa Guerrero
El Papa Francisco está de visita en Medio Oriente. Acudió a llevar un mensaje de paz y reconciliación entre distintos pueblos y confesiones. Se reunió con líderes políticos y religiosos en un viaje que será considerado histórico por muchas grandes razones.
Francisco no deja de sorprendernos. En su reciente visita a Tierra Santa (donde se encuentran actualmente Palestina e Israel), se detuvo en el llamado Muro de la Vergüenza, que seccionó algunos pueblos y ciudades árabes a la mitad. Saliéndose del protocolo, detuvo su vehículo cuando se dirigía a Belén, lugar que según la tradición cristiana es la cuna de Jesús, y que pertenece al territorio palestino.
Se bajó en un tramo del camino, justo al lado de la valla de hormigón que construyó el gobierno israelí para “protegerse” de los ataques palestinos, pero que, convenientemente, se adentra en territorio reconocido por la comunidad internacional como no israelí. Frente al alto muro, el Papa rezó.
El mensaje moral y político al mundo es trascendental. El Obispo de Roma no sólo fue a hablar de paz, sino de la necesidad de que los gobiernos dialoguen y oren porque ésta se haga efectiva. Para que nunca más existan vallas de seguridad que humillen a los pueblos. Para que tampoco haya un nuevo Holocausto, como el que costó la vida a millones de personas.
La visita de Francisco a Tierra Santa no fue muy bien acogida por la élite gobernante sionista, no sólo por el simbolismo que encierra (mismo que parece estar del lado del bando palestino) sino por el golpe político a las intenciones de seguir con un régimen de segregación.
El Estado de Israel ignoró groseramente la resolución de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), con sede en La Haya, Países Bajos, que declaraba ilegal el muro y ordenaba su total desmantelamiento. No obstante, el gesto del Sumo Pontífice constituye un golpe mayor, porque exhibe el dolor de un pueblo dominado y expulsado de la tierra en la que vivían sus ancestros, por un movimiento político, el sionismo, que llevó oleadas de judíos europeos a palestina, en ese entonces gobernada por los ingleses.
El Papa invitó a dirigentes israelíes y palestinos a orar en El Vaticano. Ambos presidentes aceptaron, y el 8 de junio estarán en el centro del poder católico. Grande es, sin duda, Francisco. Un Papa sui géneris.
_______
Texto publicado en Enfoque Diario el martes 27/May/2014.