Gubidxa Guerrero
Hacía mucho tiempo que los istmeños no veíamos campañas tan modestas. Desde hace más de cuatro décadas ―en que el ejercicio democrático era mero trámite para ungir al personaje previamente designado― no atestiguábamos un proceso tan opaco.
Ello se debe, principalmente, a las reformas en materia electoral que se aprobaron en años recientes con la finalidad de reducir el dispendio que se acostumbraba. Con lo anterior se recortó el período para hacer proselitismo, quedando reducido a poco más de un mes.
Las campañas políticas limitadas hacen que las ventajas no sean apabullantes. Ayudan a “emparejar” la situación entre los contendientes. Si a eso sumamos la importancia de las redes sociales de Internet, el asunto se equilibra todavía más. Las radiodifusoras comunitarias contribuyen también a dicha labor, ya que el mensaje no está monopolizado. Ahora todos disponen de distintos medios para hacerse escuchar. Así también sucede con la prensa escrita, que brinda más opciones para publicitarse.
Cuando los candidatos de los partidos grandes y pequeños reducen algunas desigualdades mediáticas, es natural que repercuta en las preferencias electorales. En todo el Istmo de Tehuantepec los institutos políticos chicos verán acrecentar su presencia. Y eso terminará moviendo las cifras de los resultados del 7 de julio.
Salina Cruz, Tehuantepec, Juchitán, El Espinal, Ixtepec y Matías Romero estaban relativamente asegurados para determinados partidos. El PRI-PVEM y la alianza PAN-PRD-PT habían acomodado las candidaturas de tal manera que no hubiera muchas sorpresas durante la jornada comicial.
En Tehuantepec, por ejemplo, tendría que ganar Donovan Rito, del PRI; así como en El Espinal, Aurelia Benítez del PRD. Juchitán, por su parte, estaba asegurada a la denominada COCEI. Pero las eventualidades que hay en toda elección han hecho que las probabilidades disminuyan para los punteros.
En El Espinal, la candidatura de Gastón Dehesa, postulado por el Partido Unidad Popular (PUP), ha puesto los pelos de punta a quienes pensaban que el PRD se mantendría en la presidencia municipal. Los simpatizantes aumentan cada día, lo que terminará dividiendo el voto. En Tehuantepec las cosas no pintan tan bien para Donovan, abanderado del PRI, sobre todo por las fracturas que provocó su designación. Ello aumenta las posibilidades de su contrincante, a unos cuantos días de la elección.
En Juchitán ―por mucho, uno de los municipios más problemáticos de la Entidad― el abanderado tricolor logró encender su campaña y poner en jaque a las corrientes coceístas. Si a eso sumamos el factor Álvaro Obregón ―donde el riesgo de violencia está latente― los candidatos pequeños y el abanderado independiente, las cosas pueden complicarse.
Hace algunos meses hice mis pronósticos. Sigo creyendo firmemente que las mayores probabilidades continúan del lado de los grandes partidos políticos. Pero pienso que el margen se ha reducido peligrosamente, lo que podría brindar sorpresas que tal vez no sean muy del agrado de algunos. El final será de fotografía, lo que no estará nada mal, porque quedará demostrado una vez más que nunca está dicha la última palabra.