Imagen de la reunión en la parroquia del Señor de Esquipulas, Séptima Sección de Juchitán. |
Gubidxa Guerrero
[Texto publicado en Enfoque Diario el lunes 21/Jul/2013]
Ayer domingo se realizó una reunión peculiar. En la Parroquia del Señor de Esquipulas, ubicada en la Séptima Sección de Juchitán, se dieron cita integrantes de la Asamblea del Pueblo Juchiteco (APJ), líderes campesinos y propietarios de tierras en donde pretende construirse uno de los tantos parques eólicos en el Istmo.
Dicha reunión también contó con la presencia del Padre Alejandro Solalinde, defensor de los derechos humanos, reconocido mundialmente por su apoyo a los inmigrantes centroamericanos en el albergue ‘Hermanos en el camino’.
Hubo opiniones encontradas. Después de todo, fue un espacio donde aceptaron participar personas con posiciones reconocidas a favor o en contra del proyecto eólico en la zona sur de Juchitán.
Mientras que los miembros de la APJ argumentaban en contra, había algunos propietarios que daban razones a favor. El clima de cordialidad imperó, lo que es síntoma de nuevos tiempos en la tierra de José Gregorio Meléndez.
El doctor Valentín Toledo Gómez fue uno de los participantes. Él es coordinador del Frente Amplio Juchiteco, organización que presentó una planilla independiente en las pasadas elecciones municipales. A título personal pidió mirar con detenimiento los distintos aspectos de los proyectos eólicos, pues la información es la base de cualquier toma de decisión. “Una vez que sepamos en qué consisten las ventajas y desventajas, podremos decidir colectivamente si el proyecto se realiza o no. Pero lo que estuvo mal, desde el principio, es que se hubiera querido implementar un parque eólico sin consultar al pueblo, que es el dueño último de la tierra, del aire y que sentirá los impactos ambientales que se deriven”, afirmó contundente el doctor Valentín.
El tema seguirá dando de qué hablar. La Séptima Sección es una zona sensible en la metrópoli juchiteca, tal como quedó demostrado el pasado 26 de marzo, en que un intento de desalojo por parte de las corporaciones policíacas terminó en enfrentamiento de consecuencias lamentables.
Se reconoce la actitud conciliadora de las partes. Los acuerdos no se construyen de un día para otro; pero mediante la palabra puede llegarse a puntos en común. De lo que se trata es que no sólo se generalicen las pérdidas, sino de que se propicie el bienestar colectivo. Felicitamos este esfuerzo.