Gubidxa Guerrero
Desde que Cristóbal Colón zarpó del puerto de Palos con rumbo a la India y dio por equivocación con un continente desconocido por los europeos, predomina una mentalidad racista. Los conquistadores, mal llamados colonizadores, emprendieron el dominio y exterminio de los habitantes originarios de los pueblos americanos.
A pesar de los reiterados intentos de lograr la libertad plena, los países de América Latina no han podido sacudirse del yugo extranjero. La independencia de la Corona española, iniciada a principios del siglo diecinueve fue apenas un paso en ese sentido.
Estados Unidos pasó a ocupar el lugar del Imperio Español, saqueando las materias primas de los antiguos países dependientes para sus fines expansionistas.
La historia de América Latina se convirtió en un relato de agravios y resistencias que continúa hasta nuestros días, tal como lo constatan los reiterados intentos de emancipación y reintegración regional emprendidos por los países de habla hispana. Cuba, Venezuela, Brasil, Bolivia, Ecuador, Argentina y Nicaragua son estados soberanos que dedican buena parte de sus fuerzas a lograr el sueño de Simón Bolívar: una patria común y próspera.
Es natural que las antiguas potencias coloniales no miren con buenos ojos los intentos antedichos. De vez en cuando algún Estado europeo manifiesta su complejo de superioridad.
Hace algunas décadas bastaba con que un país del viejo continente amagara con enojarse para que América Latina agachara la cabeza. Hoy, sin embargo, las cosas distan de ser así, tal como lo constata la reciente humillación a un Jefe de Estado soberano, que no es otra cosa que el insulto al Continente entero.
Evo Morales, Presidente de la República Plurinacional de Bolivia, fue impedido en pleno vuelo de continuar la ruta trazada para su regreso desde la Federación Rusa hasta su patria Sudamericana. España, Francia, Portugal e Italia negaron el acceso a sus espacios aéreos del avión que transportaba al Presidente Evo. Violando todas las normas internacionales, el jefe boliviano fue obligado a aterrizar de emergencia en el aeropuerto de Viena, en Austria. No conforme con la falta de respeto a la investidura de un mandatario, el gobierno español, mediante un funcionario subalterno, solicitó revisar la aeronave de Morales, hecho que en sí mismo constituía un insulto.
¿Qué esperaban encontrar los europeos en el avión de un Presidente latinoamericano? Nada menos que al hombre más buscado por Estados Unidos: Edward Snowden, quien reveló recientemente secretos de máxima confidencialidad para las agencias de inteligencia de la potencia más poderosa del mundo.
Según trascendió, el gobierno de Barack Obama instruyó a sus "aliados" europeos que hicieran lo posible por evitar la fuga de Edward Snowden. Cuál sería la sorpresa al comprobar que el susodicho no se encontraba en donde los estadounidenses suponían.
El hecho antes referido sólo demuestra la impotencia de los antiguos mandamaces en contra de una región que ya no les obedece. Desnuda también el desprecio al derecho internacional por parte de los países que se dicen democráticos.
América Latina fue humillada en el trato que se dio a uno de sus mandatarios. Pero Latinoamérica resarcirá unida esta falta de respeto. Ya lo veremos.
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Texto publicado en NOTICIAS, Voz e Imagen de Oaxaca el domingo 21/Jul/2013.