Gubidxa Guerrero
[Texto publicado en Enfoque Diario el martes 25/Jun/2013]
Resulta un tanto irónico que mientras los candidatos de todos los partidos políticos hablan de la seguridad como eje de sus proyectos de gobierno, la región istmeña esté siendo asolada por una nueva ola de asaltos.
Decenas de robos a mano armada se han suscitado en los recientes días en diferentes establecimientos. Farmacias, bares, pizzerías, ferreterías céntricas en la población de Juchitán han sido atracadas por sujetos a bordo de motocicletas. En Tehuantepec y Salina Cruz también aumentó el índice delictivo.
La gente se pregunta a qué se debe esta situación. Pareciera que las campañas políticas están distrayendo a las corporaciones policíacas de su principal deber, que es proteger a la ciudadanía que les paga.
El tema de la seguridad es, junto con los bloqueos, proyectos eólicos, invasiones o transporte público, uno de suma importancia. Las poblaciones istmeñas viven en la zozobra por no saber cuándo se suscitará un nuevo atraco.
La inseguridad afecta todos los aspectos de la vida social. Una ciudad insegura ve perjudicado el comercio. Las personas que hayan sufrido un despojo en algún establecimiento, difícilmente volverán al lugar.
La pérdida que se genera con un delito no se queda en lo robado, sino en los efectos nocivos a mediano y largo plazo. ¿Cuántas colonias no han visto morir su vida social por la delincuencia?
Es necesario que los candidatos y partidos políticos se tomen en serio su papel. El primero de enero se renovarán las alcaldías de todo el Estado de Oaxaca y éstas deben tener un plan cuidadoso para reducir los índices delictivos.
Es forzoso que los partidos políticos consideren buscar el modo en que la sociedad se sume a la protección colectiva. Basta con echar un vistazo al sistema comunitario de justicia. Hay poblaciones que han aprendido a vivir seguras con la participación ciudadana.
Los habitantes debemos involucrarnos en la seguridad de nuestras ciudades y pueblos. Como se dice: la seguridad somos todos.