Gubidxa Guerrero
[Texto publicado en Enfoque Diario el lunes 27/May/2013]
Hoy comienza la lucha electoral abierta. Para hoy deben estar definidos todos los candidatos en cada uno de los municipios que se rigen por el sistema de partidos en el Estado de Oaxaca.
A nosotros nos interesa principalmente la región de la que somos originarios. El Istmo de Tehuantepec es el terruño que nos abriga y nos ha dado todo lo que tenemos. Nuestra golpeada región vive momentos críticos por la falta de democracia auténtica y la carencia de consensos.
Los políticos que nunca se acuerdan del pueblo, recorrerán nuevamente las calles y nos hablarán bonito. Personajes cada vez más distintos al común de la población, pedirán que los apoyemos con el voto.
¿Pero dónde han estado ellos en los momentos complicados? ¿Qué han dicho de los enfrentamientos, las detenciones y los graves problemas que nos aquejan?
La clase política no solamente sabe decir palabras elegantes, aunque engañosas, sino que sabe guardar un silencio cómplice, más que prudente.
Pero en estos días arreglarán el caos en sus discursos. Movilizarán a sus simpatizantes, no para construir un camino o restaurar una escuela, sino para participar en mítines y en campañas millonarias. La sociedad volverá a ser sujeto pasivo de la confrontación electorera.
Y sí. Otra vez seremos cómplices de los malos políticos. Otra vez se reirán de nosotros sabiendo que acudimos a los llamados de los líderes por una simple camiseta estampada, una gorra o un lapicero. Nuevamente seremos corresponsables de los graves problemas de nuestras comunidades. Porque tanta culpa tiene el mal servidor público, como el pueblo que lo encumbra.
Debemos devolverle a la política su sentido originario. La sociedad debe buscar los cauces de participación que le permitan dejar de ser rehén de los políticos de oficio.
Por ello, el llamado es a que tomemos consciencia de lo que han provocado los partidos: todos nos han dividido, nos han confrontado entre hermanos y vecinos; mientras los dirigentes se regocijan a nuestra costa.
Lo que estará peleándose en las semanas venideras no es la oportunidad de servir mejor a nuestros pueblos, sino la repartición del botín. Ya basta que sean los grupos de siempre los que decidan qué hacer con el presupuesto. La sociedad apartidista debe tratar de incidir en la toma de decisiones. Debe buscar la manera de introducir una cuña en los palacios de Tehuantepec, Salina Cruz, Juchitán y cada municipio istmeño. Por algo se empieza.